Narración: Dos minutos y medio antes de la medianoche del 12 de marzo de 1928, las luces de Los Ángeles parpadearon. William Mulholland estaba durmiendo en su casa cerca de Windsor Square. Él no se dio cuenta.
William Deverell, Historiador: Mulholland manejaba una agencia que estaba a cargo de proveer agua a Los Ángeles. Era un funcionario público. Sin embargo, era extraordinariamente poderoso, y lo sabía.
Erika Bsumek, Historiadora: Mulholland fue el hombre que trajo el agua a la ciudad de Los Ángeles. Con los acueductos, con las represas, él transformó a Los Ángeles en una ciudad importante.
Narración: Mientras tanto, en un cañón a 64 kilómetros al noroeste de la ciudad, Ace Hopewell paró su motocicleta a un lado del camino. Había pasado la represa St. Francis un kilómetro y medio atrás: la creación más reciente de Mulholland, un muro de concreto de 20 pisos de altura, reteniendo 12 mil millones de galones de agua. Mientras prendía un cigarrillo, Hopewell escuchó un sonido en la distancia. La represa St. Francis estaba colapsando.
Jon Wilkman, Escritor: Estaba a 87 kilómetros del océano. Al menos 10 mil personas estaban río abajo.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Podían sentir la vibración y podían oír que se acercaba. Se sintió como un terremoto.
Gloria Velasco, Descendiente: Vieron a sus vecinos corriendo. Y así se dieron cuenta. Pero para ese momento, el agua ya los había alcanzado.
Louis Warren, Historiador: La mayoría de la gente que murió probablemente nunca supo lo que le estaba pasando.
William Deverell, Historiador: Esa pared de agua arrastró cuerpos hasta el océano Pacífico.
Narración: Fue uno de los peores desastres de ingeniería civil en la historia de EE. UU., enraizado en el impulso nacional de aprovechar la naturaleza y reconstruir el Oeste.
Rachel St. John, Historiadora: La pregunta no es si el agua debería haber sido traída a Los Ángeles, sino la forma en la que se hizo. Porque las consecuencias fueron devastadoras.
Erika Bsumek, Historiadora: Cuando la infraestructura falla, los ingenieros usan el desastre para aprender y reconstruir. Pero el fracaso de la represa St. Francis es tanto una historia político social como una historia de ingeniería. Y cuando hay un desastre social, tenemos que pensar dónde nos equivocamos como sociedad.
José M. Alamillo, Historiador: Cuando yo era niño, mis padres siempre me advertían que no fuera al río. Me contaban la historia de La Llorona, una mujer que lloraba junto al río buscando a sus hijos. Definitivamente hay fantasmas en el río, aún hoy. Solo entendí cuando fui mucho mayor por qué había fantasmas a lo largo del río Santa Clara.
Narración: El desastre de la represa St. Francis comenzó con un rayo de esperanza. En una mañana perfecta de noviembre de 1913, 40 mil angelinos se reunieron en un nuevo lugar llamado Cascades, para inaugurar una de las maravillas del mundo moderno.
El acueducto de Los Ángeles era un símbolo perfecto para la ciudad del mañana: más de 320 kilómetros de tuberías y canales que llevaban suficiente agua para dos millones y medio de personas, diez veces la población actual, desde las montañas de la Sierra Nevada hasta las afueras de la ciudad.
Letrero, nombre de un almacén: Wiley y Berry. Corredores de Bienes Raíces.
Maria E. Montoya, Historiadora: El acueducto marcó un nuevo comienzo para Los Ángeles. Siguió la idea del destino manifiesto, pero ahora no se trataba solo de la tierra, se trataba de controlar los recursos para convertir al Oeste de EE. UU. en el tipo de civilización que ellos querían, el tipo de lugar que ellos querían.
Narración: El Los Angeles Times proclamó: "Un río poderoso ha sido extraído de las montañas, un suministro inagotable de agua". Y había aún más.
Titular del periódico Los Angeles Times: El majestuoso río de la montaña ahora fluye hasta las puertas de Los Ángeles.
Jon Wilkman, Escritor: Se dieron cuenta de que podían usar este flujo para encender generadores y generar el 90% de la electricidad que Los Ángeles necesitaba.
Narración: Con suficiente agua y energía limpia, Los Ángeles abriría el paso hacia un futuro mejor, lejos de las saturadas ciudades del Este. "Ninguna columna de humo negro tendrá que cegar el sol", prometió Los Angeles Times, "Ningún ejército de trabajadores mugrientos tendrá que alimentar los hornos de bocas rojas, porque el río, encerrado en aros de acero, generará la energía para innumerables industrias".
Titular de un periódico: El proyecto del río Owens asegurará el crecimiento y la prosperidad de Los Ángeles por muchos años.
Erika Bsumek, Historiadora: No vamos a ser como esos lugares de antes que tienen problemas sociales de antes. Podemos reconstruirnos de esta nueva manera.
William Deverell, Historiador: Habiéndose "terminado la era de la frontera", el Oeste iba a ser conquistado o perdido a través de sus ciudades. El aumento de la fe en la ciudad; fue muy optimista.
Narración: La mente maestra detrás del acueducto fue el jefe de la Oficina de Obras y Abastecimiento de Aguas de Los Ángeles, un inmigrante irlandés que nunca terminó la escuela primaria. "Bueno, fui a la escuela en Irlanda cuando era niño", le dijo William Mulholland a un reportero, "aprendí las tres R y los diez mandamientos, o la mayoría de ellos, hice un peregrinaje a la piedra de Blarney, mi padre me dio su bendición, y aquí estoy".
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Comenzó excavando zanjas. No se puede comenzar más de abajo que eso. Pero eso es lo que lo hacía un buen general en el campo. Él entendía al trabajador y cómo ordenar sus esfuerzos. Él vivía para eso.
Flannery Burke, Historiadora: Los angelinos lo amaban porque era un inmigrante de la clase trabajadora al que le había ido bien. Era el irlandés amable, el hombre del pueblo.
Titular de un periódico: AMENAZA A LA VIDA DE MULHOLLAND
Titular de un periódico: Lucharán por una fuente de agua. La gente del condado de Inyo se opone a que Los Ángeles tome el agua del río Owens.
Narración: Pero los habitantes del valle del río Owens, la fuente del agua de Los Ángeles, veían a William Mulholland de una forma muy diferente. Para ellos, él estaba adueñándose de su río, dejando granjas y ciudades marchitándose. No les habían dicho nada sobre el acueducto mientras la ciudad compraba su tierra y su derecho al agua.
DC Jackson, Historiador: El valle de Owens era una comunidad rural en el desierto que había sido colonizada por euroamericanos en la década de 1860. Su suerte estaba atada al río Owens.
Jon Wilkman, Escritor: El agua no fue robada, pero no fue adquirida de forma honesta. Ciertamente no les dijeron que su plan era llevar el agua a Los Ángeles.
Narración: La ira en el valle de Owens atormentaría a Mulholland hasta su tumba, pero para la mayoría de los angelinos, las dudas sobre el proyecto estaban eclipsadas por su impresionante escala y ambición.
William Deverell, Historiador: Era un proyecto de construcción gigantesco: poner estructuras metálicas del acueducto en valles, arroyos, montañas escarpadas, en las largas, llanas y secas extensiones del paisaje de California. Es impresionante.
DC Jackson, Historiador: Pensar que podías llevar el agua a través de 320 kilómetros es algo extraordinario para la época. Sería un proyecto enorme hoy en día.
Narración: Ese día de noviembre de 1913, cuando los angelinos se reunieron en Cascades para celebrar la apertura del acueducto, quedaron cautivados por el brillante futuro de la ciudad. Poco después de la 1:00 p. m., soltaron el agua del río Owens en Cascades por primera vez.
Jon Wilkman, Escritor: La gente corrió hacia el agua. Habían llevado tazas de hojalata para meter en el agua mientras caía, para beber agua por primera vez de este río hecho por el hombre.
Narración: Mientras la multitud corría para admirar su nuevo río, Mulholland capturó el momento perfectamente. "Ahí está", gritó desde el escenario. "Tómenla".
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: El acueducto lo cambió todo. Convirtió a Los Ángeles en la ciudad que crecía más rápido en Estados Unidos.
Erika Bsumek, Historiadora: El acueducto le enseñó a Los Ángeles que podía hacer cosas osadas e increíbles.
Letrero: Terminal del acueducto de Los Ángeles. Longitud: 233 millas. Capacidad: 260 millones de galones al día.
Rachel St. John, Historiadora: Los suburbios comenzaron a aparecer por todos lados, y los inmigrantes llegaron en masa a Los Ángeles. Fue un momento de mucho entusiasmo.
William Deverell, Historiador: Eso no quiere decir que haya sido bueno para todos, ni mucho menos. Había segregación racial en la ley y en la práctica. Había violencia hacia los que no eran blancos. Así que no fue una alquimia de satisfacción y felicidad que se extendiera a todos. Pero las cualidades míticas eran palpables. El sueño era: ven aquí y podrías empezar de nuevo.
Narración: Pero mientras Los Ángeles crecía, el sur de California se estaba secando. Para cuando la población superó la marca de un millón a principios de la década de 1920, el flujo del acueducto había disminuido casi a la mitad, por años de sequía.
Titular de un periódico: Apostándole a la lluvia.
Titular de un periódico: Ordenan restricciones de agua.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Piénsenlo: lo planearon para los próximos 50 años y se quedaron sin agua en diez. Qué sorpresa. California está llena de eso. Está llena de sorpresas.
Flannery Burke, Historiadora: Lo que creó Mulholland fue una ilusión de abundancia. Y así, la gente de la ciudad de Los Ángeles siguió usando más agua en lugar de responder a las condiciones de la sequía.
Louis Warren, Historiador: Había jardines por todos lados. Espectaculares jardines de flores. La cantidad de agua volcada en esos jardines es increíble.
Titular de un periódico: El ACUERDO DEL RÍO ES EL ÚLTIMO RECURSO. La ciudad no tiene otra opción en la crisis.
Titular de un periódico: LA CIUDAD COMPRARÁ TIERRAS CON AGUA. El organismo de servicio adquirirá 2140 acres del río Owens.
Narración: Para saciar la sed de Los Ángeles, la Oficina de Aguas comenzó a comprar más tierra en el valle de Owens, apropiándose de la mayoría del agua restante y debilitando aún más la economía de la región.
Louis Warren, Historiador: Había una cantidad tremenda de ira creciendo en el valle de Owens. Tenían la sensación de que la comunidad estaba siendo destruida.
Titular de un periódico: CONVIERTEN AL VALLE EN UN DESIERTO
Rachel St. John, Historiadora: Ver a esa ciudad distante convirtiéndose en una metrópolis glamorosa y usando su agua debe haber sido increíblemente frustrante.
Erika Bsumek, Historiadora: La arrogancia jugó un papel importante. Había mucho resentimiento hacia las decisiones y actitudes de gente como Mulholland.
Flannery Burke, Historiadora: Los agricultores del valle del río Owens no eran percibidos como ciudadanos con iguales derechos, eran súbditos imperiales.
Narración: La ira aumentó cuando quedó claro que gran parte del agua del río Owens ni siquiera iba a Los Ángeles. Aun cuando el resto del sur de California se estaba secando, la ciudad proveía una enorme cantidad de agua a granjas y huertos en el valle de San Fernando, que pertenecía en gran parte a un sindicato de los hombres más poderosos de la ciudad.
Titular de un periódico: GANARÁN MILLONES CON EL NUEVO PLAN DE AGUA. Los capitalistas de la compañía de San Fernando en Los Ángeles se beneficiarán si aprovechan el río Owens.
Titular de un periódico: GRAN NEGOCIO DEL AGUA. Representantes de la ciudad de Los Ángeles aseguran un enorme suministro.
Louis Warren, Historiador: ¿La ciudad realmente necesitaba darles tanta agua a los propietarios del valle de San Fernando? Resulta que el dueño del Los Angeles Times y otros asociados habían comprado mucha tierra allí. Esos ricos propietarios ganaron mucho dinero.
Maria E. Montoya, Historiadora: Es muy fácil imaginar que Mulholland era corrupto, pero él no lo hacía porque le pagaban para hacerlo o porque estaba ganando dinero. Creo que para él se trataba de su propia visión y de su poder y habilidad para transformar la naturaleza. Creo que eso es lo que lo motivaba.
Narración: La amenaza de la escasez aceleró la siguiente fase del plan maestro de Mulholland.
Louis Warren, Historiador: En un año seco, si no había suficiente nieve en la Sierra Nevada, el acueducto no podía llevar mucha agua a Los Ángeles. Así que necesitaban almacenarla en un embalse grande para llenarlo en los años húmedos y utilizar el agua en los años secos.
Narración: En el verano de 1922, Mulholland decidió construir siete represas nuevas cerca del extremo sur del acueducto, incluyendo un par de estructuras de concreto majestuosas dignas de una gran metrópolis: la represa de Hollywood en las colinas en lo alto de Los Ángeles, y la más grande de todas, la represa St. Francis, en un cañón a 65 kilómetros al noroeste de la ciudad.
Rachel St. John, Historiadora: La represa St. Francis y la represa Hollywood eran estructuras similares. Ambas fueron construidas con el mismo diseño, un tributo al triunfo de la ingeniería y el control de la naturaleza, y es imposible no pensar que él también lo veía como un tributo a sí mismo.
Narración: Los planos se dibujaron en las oficinas de Mulholland en el otoño de 1922. Veinte años antes, la ciudad había requerido que un grupo de expertos revisara sus planos para el acueducto. Pero eso fue en aquel entonces.
DC Jackson, Historiador: Había una sensación de que él se había ganado el derecho de hacer lo que quisiera.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Era el segundo embalse más grande del sur de California. Debería haber tenido una revisión por pares, al menos algunas personas fuera
de su organización deberían haberlo revisado y analizado. Pero nadie lo cuestionaba en 1922. Nadie.
Anuncio: ¡El Mahoma Moderno! Él vio la montaña y la cortó. Él es la mente maestra del progreso de Los Ángeles. Él es la locomotora de la energía mental. Él es el constructor de las puertas del nuevo imperio de la riqueza. Él es un monumento vivo a la visión. Él es el hombre sabio de las oportunidades. Él vino. Él vio. Él conquistó. ¡Él es William Mulholland!
Narración: En abril de 1924, los primeros trabajadores llegaron al cañón de San Francisquito. Habían pasado 12 años desde que los equipos de Mulholland habían pasado el extremo sur del acueducto por aquí, y tres años desde que habían terminado de construir una estación generadora llamada Powerhouse 2 ubicada a un kilómetro y medio río abajo de la nueva represa. Los trabajadores de Powerhouse 2 y sus familias vivían en búngalos de madera situados alrededor de la planta en el fondo del cañón. Ahora su pequeña y tranquila comunidad estaba repleta de hombres y maquinaria.
Pero cuando el proyecto estaba comenzando, de repente se volvió más urgente. El 21 de mayo de 1924, una explosión masiva destruyó una sección del acueducto en el valle de Owens. El daño fue reparado en pocos días, pero para los activistas del valle, la pelea solo estaba comenzando.
Descripción en el periódico Los Angeles Daily Times: Escena de la bomba dirigida a cortar el suministro de agua a la metrópolis.
Maria E. Montoya, Historiadora: El acueducto fue un desastre para el valle de Owens. La gente que vivía allí perdió casi toda su agua. Se volvió un lugar desolado. Fue la ruina de su sustento, sus hogares y sus familias.
Titular del periódico Illustrated Daily News: ¡EXPLOSIÓN DEL ACUEDUCTO A MANOS DE RADICALES!
DC Jackson, Historiador: Para la ciudad y para Mulholland, era terrorismo. Estaban destruyendo el suministro de agua de un gran centro urbano.
Titular de un periódico: ASALTAN EL ACUEDUCTO; TROPAS SOLICITADAS
Narración: Seis meses después del primer ataque, más de cien hombres tomaron a la fuerza las puertas de control del acueducto en el valle de Owens, abrieron las válvulas y soltaron el agua sobre el suelo reseco. Dijeron que no reestablecerían el flujo del acueducto hasta que la ciudad accediera a pagarles indemnizaciones y a limitar la expansión del proyecto. Para el mediodía del día siguiente, cientos de hombres, mujeres y niños se habían unido a la protesta, que ahora se parecía más a una enorme parrillada. Vinieron familias a hacer pícnics, los negocios en el valle cerraron para la ocasión y llegó un grupo de músicos, cortesía de la estrella de cine Tom Mix, quien estaba filmando una película de vaqueros cerca.
Letrero: Si no estoy trabajando, puede encontrarme en el acueducto.
Narración: La protesta duró cuatro días, el tiempo suficiente para ser noticia en todo el mundo.
Titular de un periódico: LA MULTITUD DEL ACUEDUCTO LISTA PARA PELEAR. La ciudad planea recuperar el suministro de agua.
Titular de un periódico: Siéntese en el acueducto de Los Ángeles mientras el agua corre. LOS RANCHEROS DESAFÍAN A LA GENTE DE LA CIUDAD
Titular de un periódico: LUCHA CONTRA LOS ESFUERZOS PARA ROBAR EL RÍO OWENS
Narración: Algo que enfadó a Mulholland fue que gran parte de la cobertura presentaba a las acciones de los pobladores como una lucha noble contra la corrupción y el poder de Los Ángeles.
Titular de un periódico: LE ECHAN LA CULPA A LA POLÍTICA DE LOS ÁNGELES PARA ELIMINAR A LOS AGRICULTORES DE EMPEZAR LA GUERRA POR EL AGUA DEL VALLE DE OWENS
Jon Wilkman, Escritor: En la prensa se conoció como "La pequeña guerra civil". Y fue intensa y violenta.
Titular de un periódico: LA PEQUEÑA GUERRA CIVIL DE CALIFORNIA
Titular de un periódico: ORDEN “DISPAREN A MATAR” ES EL RESULTADO DE LA EXPLOSIÓN EN EL ACUEDUCTO DE L.A.
Louis Warren, Historiador: Hay muchas capas de ironía aquí. Cuando los colonizadores del valle de Owens llegaron en las décadas de 1850 y 1860, desplazaron al pueblo paiute del norte, el pueblo nativo que vivía en el valle de Owens.
Narración: Antes del contacto, la tierra de los paiutes se extendía a lo largo de 12 millones de hectáreas del interior occidental. Aunque la mayoría prefería un estilo de vida nómada, un grupo se asentó en el valle de Owens, donde la nieve derretida que bajaba de las montañas de la Sierra Nevada proveía una fuente segura de agua.
Will Cowan, Historiador: Los paiutes construyeron canales de irrigación desde el año 1000 d. de C., así que podían tomar el agua del lado opuesto de la Sierra Nevada y podían cultivar diferentes tipos de cultivos nativos. Por supuesto, durante la conquista, hubo una llegada de americanos blancos a la costa oeste. Con los paiutes del valle de Owens en particular, hubo tensión por el secuestro de niños paiutes y otros tipos de atrocidades, y hubo una serie de guerras. A la larga, los paiutes son quienes son sacados de sus tierras ancestrales y los colonizadores llegaron y básicamente se adueñaron del sistema de irrigación que los paiutes habían construido mil años antes.
Louis Warren, Historiador: Así que lo que los colonos les hicieron a los pueblos nativos, la ciudad de Los Ángeles les estaba haciendo a ellos. Les estaban quitando el agua.
Narración: La Oficina de Aguas de Los Ángeles retomó donde había terminado la guerra con los paiutes, insistiendo que los paiutes que permanecían en el valle deberían ser removidos a través de un intercambio de tierras por razones humanitarias. "Algunos están viviendo en agujeros o casillas mal construidas que son una desgracia hacia los ideales americanos", observó un informe interno antes de ir al grano. "Casi todos ellos usan una enorme cantidad de agua".
Will Cowan, Historiador: ¿Es un asunto moral? Siempre es un asunto moral. Pero, por supuesto, depende de la moral de quién y de la perspectiva de quién.
Erika Bsumek, Historiadora: El desposeimiento está entrelazado con la historia del oeste americano. Es la filosofía que forma la base del asentamiento en la región.
Narración: Para el otoño de 1924, en el cañón había mucha actividad. Camiones llevaban arena y piedras a una pequeña planta de concreto aguas abajo de la represa. Una grúa levantaba el concreto líquido. Los trabajadores la ponían en su posición. Durante los próximos 16 meses, esa misma operación sería repetida decenas de miles de veces.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Una presa de gravedad es un concepto muy simple. Es un muro de contención que se construye para tener algo con mucho más peso y estabilidad que las fuerzas que se apoyan contra él. Y esto es agua y concreto. Así que una presa que tiene una forma triangular debería poder contener un lago de un largo infinito.
Narración: Mientras el trabajo proseguía en la represa, Mulholland decidió hacerla más alta de lo que estaba planeado originalmente.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Mulholland había prometido que quería suficiente almacenamiento para contener un año del suministro de agua para Los Ángeles. Debido a que la población crecía tanto todos los años, la demanda era cada vez más grande. Así que Mulholland aumentó la altura de la represa en tres metros durante el primer año de construcción y luego lo hizo de nuevo durante el segundo año sin aumentar el ancho de la base.
DC Jackson, Historiador: Lo que es importante aquí es que se puede aumentar la altura de la represa. Pero si lo haces, habrá más presión en el concreto. Y será mejor que te asegures de que es lo suficientemente gruesa para contenerla.
Narración: De hecho, Mulholland estaba distraído con un proyecto aún más ambicioso.
Maria E. Montoya, Historiadora: El proyecto de la represa Boulder, que se convirtió en la represa Hoover, fue un proyecto aún más grande que el acueducto: tomar agua del río Colorado y llevarla a varios lugares a lo largo del sur de California. Mulholland fue un asesor en ese proyecto. Coincidía con su visión de lo que el sur de California podía ser.
Narración: Mientras la represa más grande que había creado estaba siendo construida en el cañón de San Francisquito, Mulholland se iba de viaje durante semanas, planeando rutas para un acueducto del río Colorado, y haciendo lobby en Sacramento y Washington. Mientras tanto, detrás de la represa St. Francis, el agua estaba subiendo y la presión estaba creciendo.
Titular del periódico News of Southern Counties: La represa de St. Francis, enorme embalse, listo para usar.
DC Jackson, Historiador: Cuando se completó en la primavera de 1926, casi no hay avisos anunciándolo. Hubo un número de ataques con dinamita que ocurrieron a lo largo del acueducto. Creo que no querían llamar la atención a ese problema.
Narración: La reticencia oficial no hizo nada para apaciguar a los habitantes del valle de Owens. El 27 de mayo de 1927, una explosión destruyó uno de los sifones más grandes del acueducto. Unas noches después, otra sección de 18 metros fue destruida.
Titular del periódico Los Angeles Record, martes 24 de junio de 1924: SUMINISTRO DE AGUA DE LA CIUDAD EN PELIGRO
Narración: Hacia finales de junio, hubo tres ataques más en el acueducto, y la ciudad estaba llena de rumores de un plan para hacer explotar la represa St. Francis. Las autoridades todavía no habían arrestado a nadie.
Titular de un periódico: ANTES UN VALLE PACÍFICO, CONVERTIDO EN UN CAMPO DE BATALLA YA QUE LA ANTIGUA GUERRA POR EL AGUA ESTALLA DE NUEVO
Narración: Nadie hablaba en el valle. Se enviaron cientos de guardias armados.
Letrero en una fotografía en el periódico: ¡ADVERTENCIA! ESTA PROPIEDAD ESTÁ BAJO VIGILANCIA DE GUARDIA ARMADA. TODAS LAS PERSONAS ESTÁN ADVERTIDAS DE NO ACERCARSE O METERSE EN ESTOS TERRENOS
Narración: Para los lugareños, eran un ejército invasor. A pesar de la preocupación por el sabotaje, las comunidades que estaban en el camino potencial de la inundación nunca fueron consultadas sobre la represa. El valle del río Santa Clara se extendía 80 kilómetros del cañón de San Francisquito al océano Pacífico, una mezcla de granjas de cítricos y pozos petroleros que era un imán para los que venían a buscar trabajo.
José M. Alamillo, Historiador: Había algunos grupos que habían vivido ahí por generaciones, desde la era española y el período mexicano del siglo XIX. Pero muchos comenzaron a llegar a principios del siglo XX, y especialmente durante la Revolución Mexicana, como mi abuelo.
Narración: La mitad de la gente de Santa Paula era de ascendencia mexicana, la mayoría de ellos había llegado hacía poco y trabajaba en la industria de los cítricos.
Gloria Velasco, Descendiente: Mi tía abuela y su esposo eran gente muy trabajadora. Eran pobres. Así que tenían que seguir las cosechas. Soledad, la hija mayor, se quedaba en el campamento cuidando a sus hermanos. Cuando volvían a casa, vivían en Santa Paula. Y era muy cerca del lecho del río.
José M. Alamillo, Historiador: No mucha gente sabía de la represa St. Francis. Aun los rancheros que eran dueños de muchos de los huertos no supieron que la represa estaba siendo construida hasta que el cemento comenzó a verterse. Pueden imaginar que la comunidad mexicana no tenía idea.
DC Jackson, Historiador: Eso es lo raro. Era una estructura enorme. Y es fascinante que tanta gente no supiera que estaba ahí.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Mulholland recibió una llamada, creo que fue un lunes, de Tony Harnischfeger, el guarda de la represa.
Narración: Harnischfeger conocía muy bien la condición de la represa, él y su familia vivían a la sombra de la enorme estructura. Durante el último año, Harnischfeger había observado la aparición de una serie de grietas en la represa.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Esas grietas atravesaban toda la represa. Había al menos cuatro grietas. Y Mulholland tapó todas las grietas con estopa en la cara aguas abajo de la represa. Eso es lo peor que se podía hacer, porque estaba tomando la presión hidráulica y la estaba poniendo en el interior de la represa.
Narración: Harnischfeger estaba preocupado. El embalse se había llenado al máximo por primera vez cinco días antes. Había una fuga de agua en el lado oeste de la represa.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Mulholland fue al lugar enseguida para observarlo. Y lo que le dijo a Harnischfeger fue: "No hay erosión activa en los cimientos de la represa. Esto no es nada".
Narración: Mulholland estaba de regreso en la oficina para la hora del almuerzo. Pero con cada minuto que pasaba, la presión al interior de la represa se estaba multiplicando. Alrededor de las 11:20 p. m., la estructura finalmente comenzó a fallar. Una enorme grieta se abrió en la cara aguas arriba.
DC Jackson, Historiador: Allí es cuando esa altura extra hizo la diferencia. Fue la gota que rebasó el vaso.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Esta represa no tenía la capacidad para detener la carga que tenía. La represa estaba inclinada medio grado.
Narración: La represa St. Francis estaba fracturada con grietas y su sección central se inclinaba hacia adelante. Luego, otro defecto del diseño de Mulholland entró en juego.
DC Jackson, Historiador: ¿Qué pasa con el agua que se filtra debajo de la base y comienza a empujar hacia arriba en el fondo? Lo que se llama subpresión. La presa se había levantando de sus cimientos.
Narración: Como la mayoría de las represas modernas, la de St. Francis incluía pozos de alivio para prevenir la subpresión, pero solo en su sección central. Las alas de la represa comenzaban a moverse.
Alrededor de las 11:30 p. m., un pedazo enorme de la represa, roto por las grietas y debilitado por la subpresión, se desprendió. Agua intensamente presurizada comenzó a salir a chorro del hueco que quedó. Toda el ala este estaba al borde del colapso.
Jon Wilkman, Escritor: Con el tiempo, el agua del embalse había comenzado a saturar el estribo este que estaba compuesto por una formación geológica llamada esquisto. Son capas de losa literalmente apiladas una encima de la otra. Si comienza a estar en un ángulo, como pasó con la ladera, y el agua se mete entre las capas de losa, se desliza como un mazo de cartas.
Narración: Dos minutos y medio antes de la medianoche, toda la ladera debajo del ala este colapsó hacia la represa.
Jon Wilkman, Escritor: La represa se deslizaba sobre su base. Y el lado oeste se derrumbó. Y... colapsó.
Narración: Tony Harnischfeger probablemente vio cómo pasaba. Ace Hopewell, que fumaba un cigarrillo a un kilómetro y medio, lo escuchó a lo lejos. El deslizamiento cortó los cables que llevaban electricidad a Los Ángeles. Las luces de la ciudad parpadearon.
DC Jackson, Historiador: Esta corriente enorme de cerca de 28 mil metros cúbicos por segundo corría por el cañón. Para Harnischfeger y su familia... Dios mío. No hay manera de sobrevivir eso.
Narración: El sonido de la represa colapsando tardó un poco menos de siete segundos en llegar al grupo de cabañas alrededor de Powerhouse 2, y despertó a Lillian Curtis. Ella miró hacia afuera y observó una niebla cubriendo todo. De pronto, Curtis tomó a su esposo y gritó: "¡La represa se rompió!".
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Era una fuerza colosal corriendo por el cañón, como nada que tus sentidos pudieran entender.
Narración: Curtis subió por la ladera del cañón con su hijo de tres años mientras su esposo volvía a buscar a sus hijas.
Rachel St. John, Historiadora: La gente tuvo suficiente tiempo para intentar salvar a sus familias y haber fallado es... una idea horrible.
Narración: Cuarenta minutos después del colapso, el agua salió del cañón y se dirigió al valle del río Santa Clara, donde 140 trabajadores de la compañía Edison estaban durmiendo en un campamento. "La confusión", recordó un hombre, "fue indescriptible". Menos de la mitad de ellos vería el amanecer.
Louis Warren, Historiador: La mayoría de la gente que murió probablemente nunca supo qué le estaba pasando. Solo supieron que se estaban ahogando.
Narración: En Santa Paula, Soledad Luna, de diez años, oyó gritos afuera.
Gloria Velasco, Descendiente: Dos policías en motocicleta estaban gritando "¡Agua, agua!". Mi bisabuelo pensó que era una locura. No ha llovido, ¿de qué agua hablan?. Así que mi familia no le prestó mucha atención hasta que otros vecinos comenzaron a correr.
Narración: Pasaron minutos valiosos mientras el padre de Soledad y su tío Sisto empacaban las posesiones de la familia antes de reunir a sus primos más pequeños.
Gloria Velasco, Descendiente: Sisto tomó a sus hijos, puso a los cuatro mayores en la parte de atrás del camión y su esposa estaba sentada en la cabina del camión sosteniendo a su bebé cuando el agua llegó. Mientras el camión se volcaba, podían ver los brazos de los niños agitándose en el agua, intentando agarrarse de algo y llorando.
Narración: Sin escapatoria, la madre de Soledad tomó a sus cuatro hijos y se apiñaron en la cama. El primer impacto destrozó su frágil casa. Milagrosamente, Soledad, su madre y sus tres hermanos fueron arrastrados en la cresta de la corriente, su cama haciendo de bote salvavidas. Pero la suerte de Soledad pareció acabarse cuando su pelo se enganchó en las ramas de un árbol. Soledad vio a su madre y a sus hermanos alejarse en la oscuridad.
Gloria Velasco, Descendiente: Soledad gritó y su madre intentó agarrarla y no pudo. No podía verla. Estaba oscuro. Pero podía oír a los animales ahogándose, a la gente gritando. Y eso fue aterrador para ella.
Narración: A medida que el agua arrastraba a la madre de Soledad río abajo, la inundación se iba extendiendo hasta que el borde delantero tenía casi tres kilómetros de ancho. Aún así, todavía tenía la fuerza suficiente para demoler puentes de trenes y carreteras.
Jon Wilkman, Escritor: En su camino, había arrastrado los restos de la economía del valle del río Santa Clara. Árboles frutales, ganado. Y llegando al océano, petróleo extraído de los pozos. Así que era una mezcla de barro, rocas, partes de puentes de acero, y cuerpos de personas y animales en el medio de una mancha de petróleo.
Narración: A las 5:25 de la mañana, en la desembocadura del río Santa Clara, el agua finalmente llegó al mar.
José M. Alamillo, Historiador: El día siguiente fue gris, nublado. No hubo ningún color esa mañana. Mi abuelo caminaba, y recordaba casas hechas pedazos... Árboles arrancados y tirados por todas partes... Cadáveres ordenados como pilas de madera. Madres llorando, gimiendo.
Jon Wilkman, Escritor: Había cuerpos tirados por todas partes. Los Boy Scouts iban con pequeñas banderas y cuando encontraban un cuerpo, ponían una bandera en el piso y luego un equipo de recuperación los recogía y se llevaba los cuerpos en camillas, los ponían en camiones y los llevaban a la ciudad.
Narración: Los rescatistas encontraron a Lillian Curtis, su hijo y un vecino en una ladera en lo alto de las ruinas de Powerhouse 2. Todos los demás habitantes del pueblo habían muerto.
Titular de un periódico: UN VIEJO COLCHÓN SALVA CUATRO VIDAS. Madre e hijos flotan a un lugar seguro en una balsa de plumas.
Gloria Velasco, Descendiente: Encontraron a mi tía abuela Irene donde la desembocadura del río termina en el océano Pacífico. Tenía frío, estaba mojada, asustada y no sabía hablar el idioma. A Soledad la encontraron muchas, muchas horas después colgando del árbol. Quedó tan traumatizada que hasta el día que murió, podía recordar el nombre del hombre que la encontró. Fue el Sr. Baxter.
Jon Wilkman, Escritor: Mulholland llegó horas después. Miró con asombro y horror el lugar donde había estado la represa de St. Francis. Y todo lo que quedaba era la sección central de la represa. Todo el resto de la represa había desaparecido.
Narración: A los pocos días, los turistas comenzaron a llegar a la zona de desastre. Escalaban el imponente monolito que pasó a ser conocido como "La lápida". Recolectaban pedazos de escombros como recuerdos. Los turistas alimentaban una creciente amargura entre los sobrevivientes.
Will Cowan, Historiador: Aquellos que tienen y aquellos que no tienen se diferencian en épocas de sufrimiento y desastre. Se hacen muy obvias las desigualdades de una sociedad.
Narración: Los buscadores encontraron los cuerpos de rancheros, amas de casa,
maestros, trabajadores y niños. Pero algunos de los cuerpos se perdieron para siempre.
José M. Alamillo, Historiador: Nunca supimos cuántos, exactamente, murieron esa noche. Era una comunidad con muchos habitantes temporales. Eran trabajadores inmigrantes o familias de inmigrantes. Y muchos de ellos que quizás vivían junto al río y fueron arrastrados, nunca serán conocidos. Y el hecho de que nunca podremos nombrarlos o averiguar quiénes eran todavía nos atormenta, hasta el día de hoy.
Narración: Para los partidarios de la represa Hoover, el desastre no podría haber
sucedido en un peor momento. Justo cuando el senado estaba por decidir el destino del proyecto, la catástrofe de Mulholland amenazaba con derribar todo el proyecto.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: La represa Hoover era el gasto más grande en la historia de los Estados Unidos. Ya tenían los votos para conseguirlo. El problema era que Mulholland era el portavoz visible más grande de toda la propuesta.
Titular de un periódico: “Debemos empezar ya” Declaración de William Mulholland, jefe de ingeniería, Oficina Municipal de Aguas
DC Jackson, Historiador: ¿Cómo podían asegurarse de la seguridad de cualquier otra represa? Tenían que encontrar una forma de lidiar con eso rápidamente.
Titular de un periódico: SMOOT ADVIERTE QUE LA REPRESA DE BOULDER ES UNA TRAMPA MORTAL
Narración: El 15 de marzo, dos días después del desastre, el gobernador de California, CC Young, nombró una comisión para investigar la falla de la represa. En menos de una semana, la comisión anunció que la represa había colapsado por una deficiencia en la tierra debajo del ala oeste.
Titular del periódico The Star: LA REPRESA DE ST. FRANCIS NO SE CONSTRUYÓ SOBRE ROCA SÓLIDA. LOS CIMIENTOS FUERON DEFECTUOSOS.
Narración: Era una conclusión tranquilizadora, la falla era una aberración y era poco probable que se repita.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Salieron por una tangente. Eso no fue lo que causó la falla en la represa. Pero nadie quería investigar demasiado.
Narración: Mientras tanto, la ciudad se movía rápidamente para llegar a un acuerdo con los supervivientes.
Titular del periódico Fillmore Herald: El total de muertes por el desastre crece.
Jon Wilkman, Escritor: La ciudad accedió a pagar un precio fijo. $5000 por una vida humana no es suficiente. Pero eso es lo que negociaron. La ciudad pagó muy rápido. Quería salir de eso.
Narración: Pero para Mulholland, al ajuste de cuentras apenas comenzaba. Algunas de las víctimas habían muerto en el condado de Los Ángeles, así que el médico forense del condado tuvo que determinar si se había cometido un crimen.
Jon Wilkman, Escritor: No fue un juicio criminal. Fue un juicio para determinar quién era responsable y para determinar si iban a imputar a alguien. Es muy posible que William Mulholland hubiera sido imputado por homicidio.
Narración: Ocho días después del desastre, William Mulholland subió al estrado en el juzgado del condado de Los Ángeles. A la fecha, se habían encontrado 277 cuerpos y cientos seguían desaparecidos. Mulholland fue por momentos enojadizo y evasivo mientras lo interrogaban, pero finalmente fue al grano. "Si hubo un error humano", Mulholland admitió, "yo fui el humano. No intentaré culpar a nadie más".
Maria E. Montoya, Historiadora: El hecho de que Mulholland asumió la responsabilidad del desastre de la represa St. Francis le permitió a la gente no tener que hacer preguntas difíciles. Si se podía culpar a este individuo, solo hay que deshacerse del individuo.
Titular de un periódico: Mulholland renuncia a su cargo; quiere descansar.
Narración: En noviembre de 1928, unas semanas antes del importante voto del senado sobre la represa Hoover, William Mulholland se retiró de la Oficina de Aguas.
DC Jackson, Historiador: Era hora de que se fuera. Y mientras estuviera lejos, le dieron una pensión. Le organizaron un banquete. No se mencionó más a la represa St. Francis.
Narración: En la primavera de 1929, la ciudad de Los Ángeles borró uno de los últimos vestigios del desastre al destruir los restos de la represa. Pero no fue tan fácil deshacerse del llamativo recordatorio de la represa St. Francis, ni de William Mulholland del corazón de Los Ángeles.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Nadie confiaba en la represa Hollywood después de que se rompió la represa St. Francis. Decidieron reducir su capacidad en dos tercios. Solo contiene un tercio de la capacidad para la que fue diseñada y le agregaron un enorme dique enfrente.
Rachel St. John, Historiadora: El monumento al triunfo del hombre sobre la naturaleza y a William Mulholland fue enterrado. La gente de Hollywood ya no tiene que recordar que hay una enorme represa sobre sus cabezas.
Jon Wilkman, Escritor: Mulholland tuvo un ataque cerebral y su salud comenzó a deteriorarse. En las reuniones familiares, él se sentaba en una esquina y se quedaba mirando a la nada.
Narración: William Mulholland murió en Los Ángeles el 22 de julio de 1935, dos meses antes de la inauguración de la represa Hoover.
Will Cowan, Historiador: Los héroes sirven el propósito de simplificar las historias. Los villanos también hacen algo similar. Y en esta historia, Mulholland es el villano. Hay muchas otras personas, incluyendo la población de Los Ángeles, que votó por el proyecto, que lo apoyó de forma abrumadora. Fue un esfuerzo comunitario.
Narración: La represa St. Francis ha desaparecido casi completamente de la memoria popular, pero dejó una gran impresión entre los ingenieros que estaban diseñando la próxima generación de obras públicas. La represa Hoover fue la piedra angular del nuevo Oeste, y sus creadores estaban determinados a desterrar el fantasma de St. Francis.
J. David Rogers, Ingeniero Geólogo: Creo que muchas cosas buenas surgen de los fracasos. Damos un paso atrás, hacemos las cosas con más cuidado. La represa St. Francis tuvo un enorme impacto en la represa Hoover.
Narración: Mientras la represa St. Francis había sido en gran medida la creación de un solo hombre, esbozada y luego alterada mientras la construían, la represa Hoover fue escudriñada por equipos de expertos en cada fase de su diseño y construcción. Capturó la imaginación como pocas obras públicas lo han hecho. Represas inmensas se convirtieron en los monumentos de la era.
Flannery Burke, Historiadora: El legado del desastre de la represa St. Francis fue una moraleja de muy corto plazo: construir las represas con más cuidado. Desearía que hubieran aprendido una moraleja más importante de la historia, que es nunca confiar en alguien que te dice que puedes tenerlo todo. Cuando dijeron aunque no llueve, el sol siempre brilla... podemos alimentar a la creciente ciudad de Los Ángeles y regar nuestras cosechas; todos ellos pensaron que podían tenerlo todo.
Will Cowan, Historiador: La idea de mover agua de un lugar a otro puede hacerse de forma muy efectiva. Decir que eso es un desastre puede ser contraintuitivo. Pero de alguna manera, le permitió a otras regiones hacer lo mismo. Nos metió en la situación en la que estamos hoy.
Erika Bsumek, Historiadora: Podemos ver a la represa Mulholland o a la represa St. Francis, o a la represa Hoover, como maravillas de ingeniería. Pero todas estas cosas también nos han llevado a un futuro insostenible. La gente es tan optimista al creer que la tecnología resolverá estos problemas ambientales, que a veces dejamos de ver otras maneras de resolver problemas.
Letreros en la carretera: Grave sequía. Ayude a ahorrar agua. ¡Recen para que llueva!
Jon Wilkman, Escritor: Vamos a tener que aprender a manejar nuestros recursos, especialmente el agua. ¿De dónde la vamos a sacar? ¿Qué vamos a hacer con ella? Esta historia, aunque sea poco conocida, es una advertencia. Y no podría ser más relevante hoy en día.