THE POLIO CRUSADE
Risas y voces de niños
Narrador: El verano de 1950 empezó como la mayoría de los veranos en el pequeño pueblo de Wytheville, Virginia.
Basado en parte en el libro Polio: An American Story. Escrito por David Oshinsky.
Narrador: Las escuelas cerraron, las piscinas abrieron y los niños fueron en masa a la fuente de soda.
Editada por: Randall Maclowry
Narrador: Casi el 40 por ciento de los 5 500 residentes eran menores de 18 años.
Escrita, producida y dirigida por: Sarah Colt
John M. Johnson: Wytheville era, más o menos, un pueblo apacible y tranquilo. Todo el mundo se conocía. Hacía mucho calor en el verano así que íbamos a nadar. Éramos niños despreocupados.
Agua salpicando
Eleanor Sage: Tenía puestas un par de botas de lluvia de mi abuelo y estaba vadeando en el arroyo. Y cuando fui a salir, sentí como si algo me jalara en la pierna. Me fui a casa y no había estado en casa mucho tiempo cuando me empezó a dar fiebre y estaba muy mareada y seguía subiendo y subiendo.
Betty Cook Brown: Estaba afuera jugando. Simplemente no me sentía bien. Cuando entré a la casa adonde mi madre, le dije que estaba enferma. Tenía dolor de cabeza. Estaba muy mareada. Y después de eso me desmayé.
Anne B. Crockett-Stark: El médico vino a hacerle una punción lumbar a mi hermano y él gritó. Y mi madre corrió escaleras abajo con una almohada, salió al patio y se cubrió la cabeza con la almohada y se echó a gritar.
Eugene F. Warren: Solo teníamos dos servicios de ambulancia en Wytheville. Una entraba a la clínica con un presunto caso, mientras la otra salía de la clínica hacia Roanoke o Richmond. Entraba, salía, entraba, salía; entraba, salía, entraba, salía.
El tablero de anuncios del señor Williams estaba al otro lado de la calle de donde yo trabajaba y siempre estaba visible y, de vez en cuando, íbamos a la puerta principal a mirar. Cada vez que entraba otro con el diagnóstico, bueno, cambiaban la cuenta.
Anne B. Crockett-Stark: Papá y mamá se llevaron todo lo que era de Sonny: toda su ropa, su cama, su cómoda y tenía una colección fabulosa de cómics. Y sacaron todo a la mitad del jardín, hicieron una pila y quemaron todo lo que era de él. Les dijeron que hicieran eso para que no nos diera a todos.
Narrador: La polio estaba golpeando a Wytheville con fuerza, más duro ese año que a
cualquier otro lugar del país.
Letreros: Cerrado
Eugene F. Warren: Se hizo cada vez más evidente que estábamos realmente en problemas y sin saber qué hacer, ni cómo detenerla o cómo alejarse de ella. No podías levantar a todo el mundo y partir y no podías prender fuego a todo el pueblo. Así que fue un… fue casi… no imposible, pero se estaba poniendo muy difícil.
Pancarta: PARÁLISIS INFANTIL (POLIOMIELITIS)
Narrador: Desde comienzos del siglo XX, polio, también conocida como la parálisis infantil, se había convertido en un hecho amenazador de la vida estadounidense. Altamente contagioso, el virus de polio tendía a golpear durante el verano.
Samuel L. Katz, científico: Era bastante predecible. Llegaban junio, julio, uno empezaba a ver casos de polio y continuaban hasta septiembre.
Narrador: Los síntomas iban de un dolor de cabeza leve y náuseas a debilidad muscular, parálisis o la muerte.
Kathryn Black, escritora: Uno nunca sabía cómo iba a ser. ¿Pasaría por el cuerpo y la persona se levantaría de la cama unos días después sintiéndose bien? ¿Tendría una pierna dañada? ¿Serían los dos brazos?
Julius Youngner, científico: Los efectos paralíticos durarían toda la vida. Y no tenías que ir muy lejos para ver gente lisiada con polio, lisiada de manera severa.
Narrador: En 1921, la enfermedad golpeó a un ciudadano muy prominente justo cuando su estrella política estaba en ascenso. La polio generalmente atacaba a los niños, pero Franklin Delano Roosevelt tenía 39 años. Después de contraer una súbita fiebre y escalofríos, perdió el uso de ambas piernas.
Kathryn Black, escritora: FDR (Franklin Delano Roosevelt) fue un enorme hito en toda
la historia de la polio. El hecho de que le haya dado polio a él cambió el curso de la enfermedad en este país.
Narrador: Roosevelt trabajó para restaurar ambos: su cuerpo y su carrera. Compró un remoto balneario en Georgia cuyas aguas manantiales tenían fama por sus poderes curativos y lo convirtió en la Fundación Georgia Warm Springs, comprometida con rehabilitar pacientes con polio de todo el país.
En 1928, todavía paralizado, pero enérgico, FDR luchó para volver al escenario político nacional. Para mantener la lucha contra la polio viva, Roosevelt recurrió a su socio, Basil O'Connor, un hombre que sabía poco sobre la polio, pero mucho sobre el poder y la persuasión.
"Nunca fui un benefactor público", O'Connor declaró, "y no tenía aspiraciones de ese tipo".
De mal genio e implacable, era un irlandés de clase trabajadora que tuvo que escarbar y luchar por todo lo que había logrado.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: A Basil O'Connor no le interesa ser el jefe de la Fundación Warm Springs. Pero le es tan leal a Franklin Roosevelt y realmente cree que la forma de garantizar la carrera política de FDR es encargándose de esta preciada institución de FDR.
Narrador: Con Roosevelt ahora en la Casa Blanca, O'Connor trabajó sin cesar para no dejar hundir la organización.
Estados Unidos estaba pasando por la peor depresión económica en su historia. La fuente tradicional de fondos de las organizaciones benéficas, donaciones de los ricos, se había agotado completamente. Peor aún, el número de casos de polio seguía creciendo.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: Lo que hizo que la polio fuera tan cuestionable, lo que hizo que a la gente le costara trabajo controlarla fue que, al mismo tiempo que EE. UU. se estaba volviendo una sociedad más limpia y antiséptica, las tasas de polio estaban subiendo dramáticamente.
Narrador: Con el tiempo, los científicos resolverían algunos de los misterios de la polio. Descubrirían que el virus entraba al cuerpo por la boca, que pasaba de una persona a otra a través de agua contaminada, comida o contacto físico. Llegarían a entender que el saneamiento moderno ayudaba a explicar la prevalencia de la enfermedad. Los bebés en entornos limpios eran menos propensos a estar expuestos al virus y a desarrollar inmunidad de por vida.
Paul A. Offit, científico: Antes de las mejoras sanitarias, todos los niños nacían con los anticuerpos contra la polio. Cuando mejoramos el saneamiento, los niños empezaron a estar expuestos a la polio más y más tarde en la vida, en un momento en que esos anticuerpos que habían recibido de las madres ya habían desaparecido. Y por eso vimos un surgimiento de la enfermedad.
Narrador: En 1938, O'Connor no sabía mucho de la ciencia de la polio. Lo que sí sabía es que los pacientes de polio dependían de las organizaciones benéficas privadas, como la suya, no del gobierno, para tener ayuda. Sin una nueva forma de recolectar fondos, su fundación podía ofrecer poco más que esperanza. Decidió que era hora de hacer algo osado.
Hombre en el radio: La única forma de combatir la parálisis infantil es el dinero. Así que les pido esta noche enviar una moneda de 10 cts. al presidente Roosevelt en la Casa Blanca.
Narrador: Al reclutar celebridades para la causa, O'Connor hizo un llamado sin precedentes al público estadounidense.
Mickey Rooney, en un comercial de March of Dimes: Judy, cuando yo gasto 10 cts. en mí, en un pequeño lujo como este, siempre pienso en esos niños desafortunados y en lo lejos que llegarían solo 10 cts. para ayudar.
Judy Garland, en un comercial de March of Dimes: Vaya, Mickey, no sabemos lo afortunados que somos y lo agradecidos que debemos estar por nuestra salud y felicidad.
Mickey Rooney, en un comercial de March of Dimes: Judy, es por eso...
Narrador: La campaña se llamó March of Dimes (Marcha de los centavos).
Judy Garland, en un comercial de March of Dimes: ¿Puedo poner 10 cts. en tu sobre?
Mickey Rooney, en un comercial de March of Dimes: Oh, claro que puedes. Y eso es lo que todo buen estadounidense debe hacer. Únase a la March of Dimes. Envíe el suyo al presidente Roosevelt en la Casa Blanca.
Narrador: O'Connor esperó ansiosamente a ver si su apuesta funcionaba.
Narrador: La campaña March of Dimes superó todas las expectativas, recaudando 1.8 millones de dólares, una suma asombrosa.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: O'Connor se dio cuenta que esta forma de recaudar fondos era una mina de oro. Le dio la vuelta completamente a la recaudación de fondos. Ya no querías grandes donaciones de unos pocos. Querías pequeñas donaciones de millones. Nadie es demasiado pobre para no poder dar 10 cts. para ayudar a un niño a volver a caminar.
Narrador: O'Connor prometió brindarle atención a todo paciente con polio en EE. UU. (zumbido de máquina). Para pagarles a los doctores, enfermeros y la más avanzada rehabilitación. Incluso invertiría en la investigación científica destinada a detener la polio para siempre.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: Basil O'Connor no era un científico, pero era un gran administrador. Sabía cómo organizar, sabía cómo centralizar, sabía cómo concentrarse.
Narrador: Cada verano, más y más niños estaban infectados con polio. O'Connor entendió que estaba en una carrera contra el tiempo.
Risas y voces de niños
Larry Becker: Yo era muy activo y extrovertido y crecí en una época y en un lugar donde los niños tenían mucha independencia y mínima supervisión. Unas pocas reglas inflexibles como "vuelve a casa a cenar". Tenía 13 años y estaba empezando a asomarme y a ser más rápido en la cancha de tenis y estaba contento con la forma en que iban las cosas.
Narrador: Larry Becker creció en Hastings, Nebraska. Era un boy scout, repartía periódicos y tocaba la trompeta en la banda de la escuela.
Larry Becker: Mis piernas me fallaron pedaleando mi carrito de helados a la casa para almorzar.
Narrador: Larry empezó a delirar por la fiebre cuando el virus de polio penetró su sistema nervioso central infectando y destruyendo las fibras nerviosas que controlaban sus músculos.
Larry Becker: Es como, cada músculo en tu cuerpo está extremadamente adolorido. Es muy sensible al tacto y solo duele. No solo perdí los músculos de las piernas, sino también los músculos del cuello y, lo más importante, el diafragma. Empecé a tener dificultad al respirar. Y recuerdo que la gota que colmó el vaso para mí fue cuando perdí el uso de mis bíceps. Tenía miedo de… no tanto del dolor, pero de la pérdida de control.
Mis padres entraban y salían de la habitación. Les estaban dando muy malas noticias. No había muchas esperanzas de que yo fuera a sobrevivir.
Suena el proyector de cine
Narrador en la película de March of Dimes: Usted nunca me ha visto pero estoy seguro de que ha visto mi sombra. Nunca estoy invitado, pero he sido un invitado invisible en casi todo tipo de hogar. Esto es lo que he estado buscando.
Narrador: Para continuar el impulso de la recaudación de fondos, O'Connor cambió de táctica.
Narrador en la película de March of Dimes: Como probablemente sabe, me gustan mucho los niños, especialmente los más pequeños. No tengo prejuicios. Soy bien imparcial.
Narrador: El nuevo mensaje de March of Dimes era aterrador: polio podía atacar a cualquiera en cualquier momento.
Julius Youngner, científico: Uno iba al cine y había un cortometraje sobre la polio.
Hombre por teléfono, en el cortometraje: El Hospital Memorial, por favor. Parálisis infantil. (mujer gime). Hola...
Julius Youngner, científico: Pasaban una taza, fila por fila, algo en donde echar las monedas que uno tuviera. La polio llegó a diario a los hogares de las familias en todo Estados Unidos.
Narrador de noticias: En Nueva York, la campaña March of Dimes, concebida por Basil O'Connor, Jimmy Durante, Larry y Barry Pellitteri. Durante los últimos años, la epidemia de polio ha ido creciendo y continúa…
Hombre en altavoz, en camioneta de March of Dimes: Combata la polio esta noche prendiendo las luces a las 7:00.
Narrador: La campaña funcionó. March of Dimes creció a 3 000 secciones locales creando una red que alcanzó a millones y recaudó millones. Para el final de los años cuarenta, hasta 22 millones de dólares al año. Pero la campaña de O'Connor contaba parte de la historia. Si bien la polio podía ser devastadora, las posibilidades de contraer un caso grave eran muy pocas, de quedar paralizado, aún menores y de morir de polio, extremadamente lejanas. Muchos más estadounidenses morían en accidentes de tránsito o de tuberculosis.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: Lo que la campaña March of Dimes hizo fue convertir una enfermedad horrible, pero poco común, en nuestra enfermedad nacional y nuestra cruzada nacional. Basil O'Connor pensaba: "tenemos que recaudar fondos para esto". La mejor manera de recaudar fondos fue, básicamente, asustar a muerte al público estadounidense.
Kathryn Black, escritora: Es difícil imaginar hoy, pienso yo, lo generalizado que era el miedo y lo metido que estaba en la psique estadounidense.
Narrador: El miedo agobiaba al sentido común. Cada verano, en Wytheville y en cientos de pueblos en todo el país, la gente tomó medidas extremas para evadir la polio. Hasta rociaron con el pesticida DDT, a pesar del hecho que los científicos habían probado que las moscas no propagaban el virus.
Eugene F. Warren: Sin saber qué camino tomar o qué estaba causando esto, la gente le echó la culpa a todo tipo de cosas. Algunas eran ridículas y otras no lo eran.
Anne B. Crockett-Stark: Papá dijo que la gente subía las ventanas de los autos y se ponía pañuelos alrededor de la cara y cruzaba volando nuestro pueblo.
Letrero: BROTE DE POLIO en Wytheville y en el condado de Wythe. "Si no se detiene en este viaje, lo invitamos a visitarnos en sus próximas vacaciones".
John M. Johnson: Nosotros no íbamos a la calle principal. No nos acercábamos al pueblo durante la epidemia de polio.
Betty Cook Brown: Durante mucho tiempo, nadie se molestaba en llamar, venir, o acercarse a nuestra casa. Tenían miedo. No querían que les diera polio.
Eleanor Sage: No querían que mi mamá y papá entraran a algunas de las tiendas. Simplemente, no los querían cerca.
Anne B. Crockett-Stark: La gente hacía tan poco como era posible, se aislaba y rezaba que no le diera.
Narrador: En 1949, O'Connor llevó la campaña contra la polio a un nuevo nivel. Por más de una década, los científicos, financiados por March of Dimes, se habían concentrado en desarrollar la única solución viable para la polio: una vacuna. Ahora, O'Connor declaró: "el anhelado milagro estaba a la vista". Su mensaje levantó el ánimo y los centavos del ansioso público.
Panfleto: Panfleto de asuntos públicos número 150. La polio se puede vencer. Por: Alton L. Blakeslee
Narrador: Pero en la comunidad científica, hubo una reacción bien diferente. Una vacuna, pensaban la mayoría de los investigadores, faltaban muchos años y eso si funcionaba del todo.
Suena una campana de bicicleta
Kathryn Black, escritora: Vivíamos en este pequeño complejo residencial en Phoenix. Eran familias jóvenes en todas partes y la población estaba creciendo. Parejas como en mi familia, el padre de vuelta de la guerra, la madre con una carrera que había dejado para tener hijos.
Yo tenía cuatro años, mi hermano seis, mis padres 28. La vida era bastante sencilla, feliz. Y de pronto un día, a mi madre le dio un dolor de espalda. Y el doctor la examinó y mi padre recuerda que el doctor dijo: "Creo que tiene polio, pero no se preocupe". "No parece ser un caso grave". "Pero tenemos que ponerla en el pabellón para contagiados donde va a estar aislada". Y las cosas solo empeoraron de ahí en adelante. Sobrevivió esa noche. Pero estaba paralizada del cuello para abajo. No tengo recuerdo de cuando se fue. Desapareció durante la noche. Nos acostamos una noche y mamá estaba en el cuarto de al lado. Nos despertamos a la mañana siguiente y ya no estaba.
Suena la bocina de un barco
Narrador: En 1951, a los dos años de su promesa de una inminente vacuna contra la polio, O'Connor tenía poco que mostrar. (suena la bocina de un barco). Luego, en septiembre, volviendo a casa de una conferencia en Europa, conoció a un científico, motivado e impaciente, como O'Connor mismo.
Jonas Salk era un investigador de 36 años en la Universidad de Pittsburgh.
Julius Youngner, científico, laboratorio de Salk: Era alguien que confiaba enormemente en sí mismo. "Ambicioso" es una palabra demasiado suave. Era super ambicioso.
John Troan, periodista: Era muy agresivo en lo que estaba haciendo. Cuando lo conocí,
se veía muy intenso y se quedó así. Quiero decir, nunca cambió. Una personalidad muy intensa.
Narrador: O'Connor y Salk se entendieron inmediatamente.
Peter L. Salk, hijo de Jonas Salk: Sus personalidades encajaron. Ambos compartían
grandes sueños y metas y vieron en el otro a alguien complementario.
Narrador: Las grandes metas de Salk incluían planes para una vacuna contra la polio
poco ortodoxa. Hasta ahora, los investigadores de vanguardia de la polio se habían concentrado en crear una vacuna con el virus vivo, como las vacunas de la fiebre amarilla y la viruela; un proceso lento y complejo.
Julius Youngner, científico, laboratorio de Salk: Las vacunas a base del virus vivo eran el patrón en cuanto a vacunas contra un virus. Toda la comunidad de expertos científicos decía que la única vacuna que iba a funcionar para la polio era la vacuna viva.
Narrador: Jonas Salk no estaba de acuerdo. Su experiencia desarrollando una vacuna contra la gripe le decía que una vacuna de virus muertos era posible y más rápida de producir.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: Salk estaba entrenado para pensar que, con la gripe, al igual que con otros virus, si tomabas el virus y lo matabas y se lo inyectabas en el brazo a alguien, podías engañar al sistema inmunológico del cuerpo haciéndolo creer que había llegado un invasor y el cuerpo produciría una fuerte y duradera protección de anticuerpos.
Narrador: Los defensores de la vacuna con el virus vivo descartaban las ideas de Salk como sacrilegios científicos mal elaborados. Principalmente, Albert Sabin.
Samuel L. Katz, científico: El doctor Sabin ya había establecido una reputación como un investigador serio, creativo e innovador. Era un poco grandilocuente. Era un poco intolerante con las ideas de otras personas. Siempre estaba seguro de que las suyas eran correctas y la mayoría del tiempo, tenía razón.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: Albert Sabin llevaba trabajando bastantes años en su vacuna con el virus vivo.
Sabin pensaba que la suya era la vacuna perfecta contra la polio. También sabía que se tardaría más en desarrollarla y el constante conflicto que tenía con Basil O'Connor era por tiempo. "Necesito tiempo para perfeccionar mi vacuna". Basil O'Connor quería todo hecho inmediatamente. Albert Sabin simplemente pensaba que la ciencia tenía su propio reloj y que March of Dimes debería esperar a que su vacuna estuviera lista.
Narrador: Salk era un simple "químico de cocina", decía Sabin, cuya apresurada obra planteaba un peligro acechante para la salud humana.
Pero Basil O'Connor no le prestó atención. El laboratorio de Salk se convertiría en un líder beneficiario del apoyo de March of Dimes.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: Lo que hizo que Basil O'Connor creyera en Jonas Salk con tanta fuerza, fue que O'Connor finalmente había encontrado a un científico que entendió que los niños estaban muriendo a diario y que la rapidez era importante.
Julius Youngner, científico, laboratorio de Salk: Jonas estaba nadando contra la corriente. Era un joven mequetrefe salido de la nada y de un momento a otro, está tomando la responsabilidad, pero no solo eso, también recibe el apoyo de Basil O'Connor, porque Jonas convenció a Basil O'Connor que lo íbamos a lograr.
Letrero: Universidad de Pittsburgh. Laboratorio de investigación de virus. Doctor Jonas E. Salk.
Narrador: En su laboratorio en la Universidad de Pittsburgh, la carrera de Salk por una
vacuna contra la polio arrancó.
Samuel L. Katz, científico: El laboratorio del doctor Salk era como una fábrica, en el sentido que tenía un gran número de personas. Todas hacían lo que él dictaminaba que hicieran. A diferencia, muchos laboratorios estaban más interesados en expandir su perspectiva científica y no necesariamente impulsados hacia una meta.
Narrador: La presión que ponía sobre su equipo era implacable. "Salk pensaba en grande", observó un colega. "Quería saltar, no gatear".
Julius Youngner, científico, laboratorio de Salk: Este fue un proyecto que recibió mucho dinero y fue muy costoso. Usamos miles de monos. Teníamos más recursos de los que tenía cualquier otro investigador.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: Casi inmediatamente pudo ver que su vacuna con virus muertos, al menos en animales, tenía muchísimo éxito. Sus pruebas en monos fueron extraordinarias. Tenían altos niveles de anticuerpos. Ninguno parecía contraer polio. Sabía que estaba en buen camino hacia algo importante.
Narrador: Con el éxito de las pruebas en monos, Salk presionó para el siguiente paso,
necesario, pero arriesgado, ensayar la vacuna en humanos. O'Connor accedió con entusiasmo. Pero Sabin hizo una advertencia, Salk iba demasiado rápido. Su plan presentaba una seria amenaza a vidas inocentes. O'Connor ignoró la objeción de Sabin. Las pruebas en humanos procederían según lo previsto.
El 2 de julio de 1952, con la ayuda del personal de la Casa para Niños Tullidos D.T. Watson, Jonas Salk inyectó su vacuna con virus muertos en 43 niños.
Samuel L. Katz, científico: La idea de ir a las instituciones donde había niños sufriendo de varias enfermedades y usarlos y explotarlos como sujetos de estos estudios no era visto igual que hoy en día.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: No había un verdadero sentido de lo que llamaríamos "consentimiento informado". Si querías hacer una prueba, como lo hizo Jonas Salk, ibas a donde el director de un orfanato o lo que se llamaba un hogar para los débiles mentales y hacías pruebas.
Narrador: A las pocas semanas de las pruebas en Watson, Salk inyectó a los niños de la Escuela para Retardados y Débiles Mentales Polk State. Luego le administró la vacuna a su familia y recibió una inyección él mismo.
A nadie le dio polio. Pruebas de sangre mostraron que, como los monos de laboratorio, sus sujetos humanos tenían niveles elevados de anticuerpos para luchar contra la polio. Una vacuna, pensó Salk, estaba al alcance de la mano.
Tecleo de máquinas de escribir
Titular de un periódico: Casos de polio establecen récord en el 52.
Titular de un periódico: Casos de polio en la nación suben a 1392 en una semana.
Titular de un periódico: Casos de polio aumentan, lo peor está por venir.
Narrador: 1952 tuvo el peor brote de la epidemia de polio en EE. UU. Muchos más niños mayores y adultos estaban contrayendo la enfermedad. Lo mayor que fueras, mayor el riesgo de parálisis o la muerte.
Los pabellones de los hospitales estaban llenos de máquinas que ayudaban a los pacientes paralizados a respirar. Las llamaron "pulmones de hierro".
Larry Becker: Mi padre entró a explicarme que querían ponerme en el pulmón de hierro. Y simultáneamente, trajeron uno a mi habitación. Es un equipo enorme y aterrador y yo no sabía qué quería decir.
Tu cabeza está desconectada de tu cuerpo. No puedes ver tu cuerpo. Y en mi caso, en principio, yo no podía mover nada. Y estaba muy incómodo por el dolor muscular.
Tienes que acostumbrarte al hecho de que no controlas la frecuencia respiratoria. Y cuando te ponen ahí por primera vez, al menos en mi caso, por lo que me costaba tanto trabajo respirar, simplemente, me relajé.
Máquina expulsando aire
Kathryn Black, escritora: El desarrollo del pulmón de hierro fue un gran avance científico en el cuidado médico. Salvó muchas vidas. Con certeza salvó la vida de mi madre, pero también tenía su propia terrible existencia. Mi madre estaba acostada de espaldas, con la máquina respirando por ella, atendida por personas a través de estas portillas en el lado de la máquina, sin ver nada del mundo excepto lo que ella podía ver en un espejo encima de la cara. (máquina expulsando aire, eco de voces). ¿Qué le pasa a tu mente, día tras día, noche tras noche?
Máquina expulsando aire, eco de voces
Narrador: Para la mayoría, el pulmón de hierro era una medida temporal para ayudarles a sobrevivir durante la parte más grave de la enfermedad. Para otros, era permanente.
Mujer en un pulmón de hierro: Hola, este es un día maravilloso para mí. Cinco minutos afuera de mi pulmón de hierro. Cinco minutos afuera de mi pequeña prisión… mi querida y amable prisión.
Larry Becker: La primera vez que salí del pulmón de hierro, vi al doctor llorar por las dificultades que yo estaba teniendo en la cama. Eso fue un shock. Y pronto se volvió como una especie de… eh, autorechazo, pienso, o vergüenza, lo cual no sabía cómo expresar bien, eh… solo quería esconderme. Tenía 13 años, pensé que era inmortal.
No recuerdo haber tenido nunca miedo de morir. Tenía miedo de no mejorarme.
Narrador: Las encuestas mostraron que aparte de la bomba atómica, el mayor temor de los estadounidenses era la polio.
Kathryn Black, escritora: La gente había aguantado la polio durante mucho tiempo y querían que se acabara. Querían terminar con eso. El público estadounidense quería esa vacuna.
Suena una bocina de auto
Narrador: El 16 de noviembre de 1953, Basil O'Connor hizo un anuncio sorprendente. March of Dimes financiaría, planearía y coordinaría un experimento humano sin precedentes, probando la vacuna de Salk en cientos de miles de colegiales. La reacción de la comunidad científica fue mordaz. "Inyectar la vacuna de Salk", advirtió Albert Sabin, "podría causar polio, no prevenirla".
John Troan, periodista: Sabin fue muy agresivo. Y podía ser muy brusco. Estaba haciendo lo posible por posponer la prueba de campo para degradar la vacuna de Salk. Dijo: "Esta vacuna no está lista para hacer pruebas. Deberíamos esperar 5 años más. Deberíamos esperar 10 años más".
Narrador: O'Connor se rehusó a esperar. Con otra temporada de polio avecinándose, no dejaría que nada detuviera las pruebas. "Este es uno de los proyectos más importantes en la historia de la medicina", les escribió a los padres de familia en todo el país. "Estamos seguros de que querrán que su hijo participe".
Niños gritando juguetonamente
Kathryn Black, escritora: Como mamá, hoy en día, no me puedo imaginar ser una de esas personas empujando a mi hijo al frente de la fila, diciendo: "Póngale la vacuna contra la polio a mi hijo primero y veamos si funciona".
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: Estás pidiéndole a los padres en EE. UU. que pongan a sus hijos en fila para una vacuna que nadie está seguro qué tan bien funciona y nadie está convencido que sea totalmente segura. Realmente no la han probado mucho en humanos. Esto es un voto de confianza enorme.
Voces de niños
Narrador: El 26 de abril de 1954, March of Dimes empezó las pruebas de campo. Randy Kerr, un niño de seis años en McLean, Virginia, fue el primero en recibir la vacuna de Salk.
Para junio, cerca de 2 millones de niños habían participado. Fue el experimento humano más grande en la historia de EE. UU. Los padres tendrían que esperar casi un año para conocer los resultados.
Narrador: En la mañana del 12 de abril de 1955, March of Dimes hizo su anuncio.
John Troan, periodista: Hubo anticipación por el reporte de las pruebas de campo. Todo el mundo estaba interesado. Todo el mundo estaba esperando, esperando y esperando. ¿Funciona? ¿Funciona?
Kathryn Black, escritora: No había una historia más grande en ese entonces. Lo mantuvieron en secreto como ningún secreto de estado lo haya sido. Esperaban la noticia en todo el mundo.
Narrador: Un comunicado de prensa revelaría los descubrimientos que todos estaban esperando.
John Troan, periodista: Lo iban a subir en el elevador. (gente clamando). La sala de prensa estaba abarrotada. Estábamos codo con codo. El señor de relaciones públicas sale del elevador con el dolly y no puede entrar a la sala de prensa. Todo el mundo estaba encima de él. Había tipos saltando por encima de los escritorios. El señor se subió al dolly y empezó a arrojar estas cosas a diestra y siniestra. (bombillas del flash de las cámaras). Era un caos.
Gente clamando
Repiqueteo de máquinas de escribir
Presentador de noticias: Noticias CBS presenta un reporte especial.
Presentador de noticias: La vacuna de polio de Salk es un éxito. La vacuna funciona.
Narrador: Los silbatos de las fábricas sonaron, los niños celebraron, los padres lloraron.
Niños celebrando, gritando alegremente
Titular de The Pittsburgh Press: Vencimos la polio
John Troan, periodista: Todo el mundo estaba tan feliz. Fue la historia que me dio más satisfacción cubrir en 44 años de periodismo.
Peter L. Salk, hijo de Jonas Salk: El alivio que produjo tener de repente algo que podía hacerse para detener esto, fue... creo que fue enorme.
Paul A. Offit, científico: Jonas Salk fue visto como un héroe estadounidense. Esta horrible enfermedad ahora la había vencido este hombre que habíamos financiado, este científico que éramos nosotros.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: Esta vacuna reivindicó 20 años de dar centavos, 20 años de voluntariado. Fue una victoria para millones de personas sin rostro que habían hecho lo posible por acabar con el flagelo de la polio.
Narrador: Hacía cinco años la enfermedad se había propagado rápidamente por Wytheville. Ahora la comunidad, igual que otras miles en todo el país, por fin recibiría la vacuna.
Anne B. Crockett-Stark: Recuerdo haber oído del doctor Salk, doctor Salk y lo emocionante que era. Ese hombre salvó al mundo de la polio.
Carta escrita a mano por un niño: Gracias por la vacuna contra la polio. Tengo 6 años.
Narrador: Menos de un mes después de que empezaran las vacunaciones, la triunfal cruzada de la nación contra la polio se detuvo bruscamente.
Director general del Servicio de Salud Pública en rueda de prensa: Como director general del Servicio de Salud Pública, recomendé antier que los programas de vacunación contra la poliomielitis se pospongan temporalmente.
Suena una sirena
Narrador: Miles de niños vacunados con la nueva vacuna de Salk se habían enfermado. Cientos quedarían permanentemente paralizados. Un puñado incluso moriría.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: Hemos pasado de esta increíble situación de euforia, una enfermedad de salida, a esta vacuna produciendo casos adicionales de polio. Sacan del mercado todas las vacunas de polio hasta que el gobierno pueda localizar exactamente qué ha salido mal.
Narrador: Los investigadores pronto descubrieron que todos los niños enfermos habían sido inyectados con un mal lote de la vacuna, fabricado en Berkeley, California. El gobierno revisó a prisa y con poco personal el proceso y se consideró que la vacuna era segura. De hecho, había contenido virus vivo de polio virulento.
El Laboratorio Cutter no era el único. Todas las compañías farmacéuticas tenían dificultades para producir masivamente la fórmula de Salk. Un científico en particular se sintió vindicado: Albert Sabin.
David M. Oshinsky, autor, Polio: An American Story: Sabin siempre pensó que la vacuna de Salk no solo no era efectiva, pero era potencialmente peligrosa. Después de Cutter, Albert Sabin iba por ahí y al que preguntara, y muchos lo hicieron, les decía: "se los dije".
Narrador: A pesar de la crisis, la confianza de O'Connor en la vacuna de Salk nunca tambaleó.
Reportero: ¿Qué ve para su futuro?
Basil O'Connor: Bueno, lo único que puedo decirle que veo en el futuro es todavía una vacuna buena y segura que protegerá a la gente.
Paul A. Offit, científico: La vacuna de Salk la autorizaron en una época en que básicamente no teníamos reglamentación para las vacunas en el país. El gobierno aprendió que tener a diez personas supervisando vacunas, y honestamente, trabajando a tiempo parcial, no era suficiente.
El incidente de Cutter fue una dolorosa lección sobre el hecho de que necesitábamos mejores controles.
Narrador: A raíz de la tragedia, los estándares de fabricación se volvieron más estrictos y la regulación gubernamental aumentó. (botellas tintineando). Pero, solo ocho días después de que el director general anunciara un alto, el programa de vacunación contra la polio en el país se reanudó. Los estadounidenses siguieron vacunando a sus niños. Habían esperado años por la vacuna contra la polio. No iban a esperar más tiempo.
Cajas marcadas: VACUNA CONTRA POLIO. PRISA
Banda tocando música, gente celebrando
Narrador: El programa nacional de vacunación contra la polio, dirigido por March of Dimes y ahora con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, probó ser seguro y muy eficaz.
A las pocas temporadas, el número de casos de polio en Estados Unidos disminuyó un 50 por ciento. (bebé llorando). El recuerdo de veranos llenos de miedo empezó a esfumarse.
Para 1962, la vacuna con el virus vivo de Albert Sabin estaba lista. Una vacuna oral era más fácil de administrar y más barata para producir que la de Salk.
Los años venideros mostrarían que los esfuerzos científicos de ambos Salk y Sabin valieron la pena. Polio, antes una de las más temidas enfermedades en EE. UU., se había convertido, en gran parte, en algo del pasado.
Kathryn Black, escritora: A nadie le importó más la polio. Se había acabado. Mi madre, llegando a casa del centro de rehabilitación, no es una historia de triunfo y superación. Es la historia de la derrota. Después de un año de tratamiento, no la arregló. No arregló a nuestra familia. Nuestra familia se había desintegrado a su alrededor.
Narrador: Cuando Kathryn Black tenía seis años, su madre murió.
Apertura del pestillo
Narrador: Larry Becker pasó dos años y medio en el hospital. Aprendió a respirar por sí solo usando los músculos del cuello. Sus brazos permanecieron paralizados, pero después de lentamente recuperar el uso de sus piernas, finalmente estaba listo para mudarse a casa.
Larry Becker: Había estos tres escalones para entrar a la casa y luego mi cuarto estaba arriba. Eran los años cincuenta. Si tu cuarto iba a estar arriba entonces tenías que aprender a subir los escalones. Cuando me gradué de la universidad y cuando terminé mi doctorado, los periódicos locales publicaron una foto mía en la que estoy escribiendo con mis pies. No sé cuál es el titular exactamente. Siempre lo imagino como: "Niño con Polio Triunfa", sabes, ese tipo de cosa… Y pensé: "¡Ya!" "Esto me va a seguir el resto de mi vida". Así que… Pero, sabes, aquí estoy quejándome. No es… no es nada importante.
Pájaros cantando
Narrador: En 1994, 44 años después de que la epidemia golpeara a Wytheville, Virginia, y casi 60 años después de que Basil O'Connor hiciera el llamado a que los estadounidenses enviaran sus centavos a la Casa Blanca, la polio fue declarada erradicada en Estados Unidos.