Narración: En la primavera de 1940, Zora Neale Hurston, la célebre escritora del Renacimiento de Harlem y antropóloga llegó a Beaufort, Carolina del Sur a estudiar los trances religiosos.
Narración: Durante más de diez años, Hurston había eludido el peligro viajando sola por el Sur de EE. UU. y el Caribe, documentando las vidas de la población rural negra y recopilando sus historias. Con formación académica en las universidades Howard y Barnard, en vida, Zora Neale Hurston fue considerada la más importante autoridad del folclore negro.
Eve Dunbar, literata erudita: A ella le interesan todos los elementos del folclore negro. Ella le permite a esa cultura ser dinámica, tener una voz en la modernidad.
Irma Mcclaurin, antropóloga: La investigación que Zora Neale Hurston hizo en Beaufort, Carolina del Sur nos muestra a alguien que entiende que para que la gente confíe en ti, tienes que tomar parte. Y eso es lo que ella hace. Ella participa.
Charles King, politólogo: Está tocando un tambor. En esa época, esto les parecía escandaloso, que tú no te hicieras a un lado con tu bata de laboratorio y tu portapapeles anotando lo que hacían los demás.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Zora estudió a su propia gente, que no es algo que la antropología respaldara en ese momento.
Daphne Lamothe, literata erudita: La antropología se consideraba a sí misma como una ciencia. Un aspecto de la investigación científica que es realmente importante es ser imparcial y objetivo. Ella no se atenía a esas reglas.
Narración: Desde la Era del Jazz hasta la Gran Depresión, Hurston había publicado su amplia investigación en prestigiosas publicaciones académicas, populares revistas y libros etnográficos. Pero fue su ficción, cargada de dialecto, especificidad cultural y personajes espléndidamente trazados, la que con el tiempo consolidaría su lugar como uno de los escritores más importantes del siglo XX.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Fue innovadora, utilizando las convenciones estilísticas de la literatura, pero el contenido está arraigado en su investigación.
Lee D. Baker, antropólogo: La impulsaba su integridad, la impulsaba su pasión y la impulsaba su propio sentido de encontrar la mejor manera de recopilar este folclore.
Charles King, politólogo: A lo largo de toda su vida, las personas poderosas a su alrededor consistentemente la consideraron una intrusa poco talentosa; una figura marginal.
Carla Kaplan, literata erudita: Estamos hablando de alguien que tenía una mente increíblemente creativa e intensa.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Su vena independiente y su iconoclasia, se podría decir que eran tanto su superpoder como su defecto fatal.
Zora Neale Hurston, dramatización: Me alegré cuando alguien me dijo: "Puedes ir a recopilar folclore negro". De cierto modo, no sería una experiencia nueva para mí. Cuando me lancé de cabeza al mundo, aterricé en la cuna de la cultura negra.
Narración: De niña, Zora Neale Hurston tenía un profundo interés en las historias que escuchaba sobre la vida y las costumbres de la gente mientras visitaba la tienda de Joe Clark en Eatonville, Florida, una de las pocas ciudades totalmente negras en EE. UU.
Zora Neale Hurston, dramatización: Era la costumbre de los hombres, en particular, reunirse frente a la tienda en la tarde y compartir historias. Incluso las mujeres a veces pasaban a tomar el aire con ellos. Yo alargaba mi partida tanto como me fuese posible para poder escuchar más y dejar que lo que se decía permaneciera en mi oído.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Ella es uno de esos niños a los que la gente diría: "Vete, vete de acá". Sabes, "esto es cosa de adultos". Y cuanto más le dicen eso, más quiere ella oírlo.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Zora era metiche, literalmente. Tenía preguntas. Ella, eh, quería ver qué estaba pasando en la tienda.
Zora Neale Hurston, dramatización: La vida en el porche de Joe Clark no tenía matices discretos. Había plena amabilidad, ira, odio, amor, envidia y su parentela, pero todas las emociones estaban al desnudo y se llegaba a ellas desnudamente. Todo estaba al descubierto.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Esta reunión de personas intercambiando mentiras, contando historias, es algo que le va a atraer a ella porque hay una antropóloga cultural innata en su curiosidad por la gente.
Lee D. Baker, antropólogo: Eatonville determinó la visión del mundo de Zora Neale Hurston desde el principio y lo que hizo, más que cualquier otra cosa, fue mostrar que las vidas negras importaban.
Narración: Hurston vivía en una casa de ocho habitaciones, en dos hectáreas de tierra con sus padres Lucy y John y siete hermanos. La religión y la educación eran sumamente valoradas en un hogar gobernado por su padre, un predicador.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Su padre era muy dominante. Zora tenía sus propias ideas. Ella decía: "No, lo voy a hacer de esta manera. Lo veo de esta manera". Y volvía loco a su padre. (risa). Se parecía a su madre. Su madre le dio permiso para soñar, permiso para hacer preguntas, permiso para ser artística.
Chirrido de vida silvestre
Zora Neale Hurston, dramatización: Mamá exhortaba a sus hijos en toda ocasión a "saltar al sol". Puede que no aterricemos en el sol, pero al menos despegaremos.
Irma Mcclaurin, antropóloga: La idea de esforzarse por saltar al sol realmente establece la idea de que Zora está siempre tratando de llegar a un lugar inalcanzable para la persona común y corriente y que representa un verdadero desafío para ella y una verdadera oportunidad.
Narración: Cuando Hurston tenía 13 años, su amada madre se enfermó y murió.
Zora Neale Hurston, dramatización: A esa hora comenzaron mis andanzas. Mamá murió al atardecer y cambió el mundo.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Eso fue devastador para la joven Zora. Queda a la deriva.
Narración: El padre de Hurston pronto se volvió a casar y envió a la adolescente, hecha pedazos, a donde estaban dos de sus hermanos en la Academia Baptista de Florida en Jacksonville. Solo pagó su matrícula por un corto tiempo, dejando a Hurston fregando los pisos de la escuela para terminar el año. Y luego tuvo que valerse por sí misma.
Zora Neale Hurston, dramatización: Los cinco años después de mi salida de la escuela en Jacksonville fueron tormentosos. Me cambiaron de casa en casa de parientes y amigos y no encontré consuelo en ninguna parte. Parecía haber sufrido un cambio radical. Ya no era Zora del condado de Orange. Ahora era una niñita de color. Lo descubrí de ciertas maneras: en mi corazón, como en el espejo.
Narración: Hurston pasó otros ocho años perdida tratando de encontrar su camino en el mundo.
Zora Neale Hurston, dramatización: Quería amor familiar y paz y un lugar de reposo. Quería libros e ir a la escuela. Cuando veía personas más afortunadas de mi misma edad, yendo y viniendo de la escuela, lloraba por dentro y me deprimía durante varios días hasta que aprendí a apachurrar mis sentimientos y adormecerlos un rato. Me sentía abrumada y las esperanzas comenzaban a flaquear.
Narración: A los 26, Hurston aterrizó en Baltimore, con la idea de estudiar todavía en su cabeza. Se dio cuenta de que, si trabajaba de día y le quitaba diez años a su edad, podía ir de noche a la escuela secundaria sin pagar. Con su destreza académica, evidente para maestros y compañeros de clase, y sostenida por trabajos de mesera, sirvienta y manicurista, una inspirada Hurston se inscribió en la reconocida escuela preparatoria negra, la Academia Morgan en Baltimore y luego en la Academia Howard en Washington, D. C. En mayo de 1919 se había graduado de la escuela secundaria y estaba lista para inscribirse en la Universidad Howard.
Charles King, politólogo: No es sino hasta que se convierte en estudiante de pregrado en la Universidad Howard que Hurston siente que hay un cambio de dirección y su vida vuelve a empezar.
Narración: "Ustedes me han acogido. Soy un pedacito de su grandeza". Hurston juró en su primera asamblea universitaria en 1919: "Les juro que nunca los haré avergonzarse de mí". Inicialmente había pensado que Howard estaba fuera del alcance. Constituida por el Congreso de Estados Unidos a fines del siglo XIX para educar estudiantes negros, la Universidad Howard, la institución negra de educación superior más grande del país, era conocida como el "Harvard de los negros". Estudiante de medio tiempo, en secreto años mayor que sus compañeros de clase, Hurston formó muchas relaciones cercanas, se unió a la compañía de teatro Howard Players y a la sororidad Zeta Phi Beta.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Es como volver a tener a Eatonville en un espacio porque es un espacio con concentración negra. Es esta concentración de conocimiento y talento negro que no vas a encontrar en muchos otros lugares.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Se estaba codeando con las ideologías políticas, culturales y sociales en desarrollo, que surgían en el pensamiento negro y eso la moldeó de formas muy importantes.
Lee D. Baker, antropólogo: Conoció a Alain Locke, un profesor de Filosofía, pero también el padre, por así decirlo, del llamado New Negro Movement.
Eve Dunbar, literata erudita: Todo el mundo está entusiasmado por lo que puede significar el poder deshacerse de ese "viejo negro" que es el producto de la esclavitud.
Daphne Lamothe, literata erudita: La población negra entendía que ella misma era creadora de cultura, arte y literatura y que hacía contribuciones importantes a cómo la sociedad estadounidense entendía, pensaba y se relacionaba con la población negra en EE. UU. Uno de los principales proyectos del Nuevo Renacimiento Negro es escribir y reformular cómo piensa la sociedad sobre la cultura negra.
Narración: Hurston se especializó en Inglés y escribió poesía, cuentos, ensayos y obras de teatro sacando las ideas de su vida en Eatonville. Escribió para la prestigiosa revista literaria de Howard: The Stylus y en 1924 fue la cofundadora de The Hilltop, el periódico de la universidad. Fuera del campus, Hurston encontró inspiración, apoyo y motivación en un salón literario frecuentado por devotos del Renacimiento.
Zora Neale Hurston, dramatización: Tuve cuidado de hacer el trabajo de clase y de ser digna de estar allí bajo la sombra del espíritu de Howard. Sabía que estaba escalando.
Lee D. Baker, antropólogo: En la Universidad Howard, a Zora Neale Hurston la motivaron a escribir, la apoyaron y en ese aspecto, encontró su voz, su voz literaria.
Narración: Cuando Charles S. Johnson, el editor de Opportunity: A Journal of Negro Life, la influyente publicación de la Liga Nacional Urbana invitó a Hurston en 1924 a presentar su trabajo, ella envió un cuento alegre sobre un día en la vida de, sacando ideas de su propia infancia. La traducción de Hurston de las experiencias de la población rural negra a la literatura impresionó tanto a Johnson que sugirió que la joven se uniera a la floreciente escena literaria de Nueva York.
Carla Kaplan, literata erudita: Había esperado mucho tiempo para ser reconocida por sus dotes intelectuales. En Howard, la reconocieron.
Narración: Después de cinco años y medio de estudiar medio tiempo, Hurston dejó Howard con una licenciatura y se mudó a Harlem.
Zora Neale Hurston, dramatización: Fuera de la universidad por falta de fondos y queriendo estar en Nueva York, decidí ir allá y tratar de estudiar en esa ciudad. Así que la primera semana de enero de 1925 me encontró en Nueva York con USD 1.50, sin trabajo, sin amigos y con muchas esperanzas.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Harlem en los años veinte es magnético. Es un satélite. Es un imán. Atrae todo este talento y energía.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Es un mundo musical. Es un mundo de jazz. Es un mundo literario. Es un mundo político. Y ella quería hacer parte.
Daphne Lamothe, literata erudita: Harlem viene a simbolizar esta modernidad, esta novedad, este dinamismo, esta idea de cambio. Lo que ves en el Renacimiento de Harlem es que la gente es intencionada en cuando a entender lo que significa escribir y representar la cultura, la cultura negra, en particular.
Eve Dunbar, literata erudita: Esa idea del "nuevo negro" arrasa con los valores del imaginario negro, la emocionante condición de la población negra que, en virtud de la Gran Migración se está desplazando del Sur rural a los centros urbanos: Chicago, Nueva York, Filadelfia, ascendiendo y participando en la revolución de la modernidad del siglo XX.
Narración: Apenas cuatro meses después de llegar con esperanzas y un saco de historias, la recién llegada Zora Neale Hurston se afianzó con certeza en Nueva York en los primeros premios literarios anuales Opportunity.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Los Premios Opportunity la presentaron a los literatos de Harlem, Nueva York cuando este se está desarrollando y levantando a mediados de los años veinte.
Narración: Con la asistencia de más de 300 invitados, fue un quién es quién del Renacimiento de Harlem: neoyorquinos progresistas, negros y blancos de los mundos de la literatura, el arte, la educación y la filantropía. Langston Hughes, el prometedor escritor de 24 años de Missouri, ganó el primer premio en poesía. Pero esa noche, Hurston ganó la mayor cantidad de premios: dos premios de segundo lugar y dos menciones de honor.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Hurston era diferente a los demás. Venía del Sur. Era graciosa.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Es extravagante. Es inconfundible. Es franca. Y también le gusta ser el centro de atención. En esa época, Harlem también es cuestión de respetabilidad. La gente quería alejarse de la cultura sureña porque era considerada de clase baja. Y Zora trae lo sureño con ella porque a ella no la avergüenza.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Era inteligente, tenía ideas y estaba interesada en las ideas de las otras personas. Cayó en ese mundo y encajó en ese mundo.
Narración: El ganador del premio, Langston Hughes comentó: "Zora Neale Hurston es una chica inteligente, ¿no es así? Me gustaría conocerla".
Charles King, politólogo: Fue en la ceremonia de premiación donde conoció a Langston Hughes y esa relación continuaría definiendo la primera parte de su vida literaria.
Narración: Esa noche, Hurston también conoció y causó una buena impresión en dos mujeres influyentes que apoyarían sus metas académicas. Fannie Hurst, una de las escritoras más exitosas del país, buscó a Hurston después del evento para contratarla como su secretaria personal. Y Annie Nathan Meyer, adinerada fundadora de Barnard, la universidad para mujeres afiliada a la Universidad de Columbia, le ofreció a Hurston en el acto, admisión para que pudiera reanudar sus estudios universitarios.
Carla Kaplan, literata erudita: Era inusualmente adaptable. Era alguien que podía funcionar en casi cualquier medio.
Gente hablando en el fondo
Irma Mcclaurin, antropóloga: El hecho de que Zora pueda conseguir una beca en un evento en donde conoce a alguien por primera vez, muestra la destreza de alguien que llama la atención de la gente.
Voces en el fondo
Coro: ♪ Hay una universidad en la colina ♪ Que es muy querida para mí ♪
Lee D. Baker, antropólogo: Cuando ella ingresa a Barnard, ingresa a un mundo de élite en la educación para mujeres. Y según tengo entendido, ella era la única mujer afroamericana ahí.
Coro: ♪ Para el querido Barnard ♪
Irma Mcclaurin, antropóloga: Ella es lo que mi madre llamaría: "una mosca en leche" en Barnard.
Carla Kaplan, literata erudita: No solo era la única estudiante negra en Barnard en ese entonces, estaba fingiendo ser de ocho a diez años menor de lo que era y estaba ahí sin los privilegios y las ventajas que casi todos los demás en Barnard tenían. No tenía familia enviándole dinero, trabajaba para conseguir cada centavo que necesitaba.
Zora Neale Hurston, dramatización: Siento mi raza. Entre las mil personas blancas, soy una roca oscura abrumada, arrasada por un mar cremoso. Me abruman y arrasan, pero a pesar de todo, sigo siendo yo misma.
Carla Kaplan, literata erudita: Tuvo que tomar una decisión: o trataba de encajar o resaltaba el ser diferente. Y al más puro estilo de Zora Neale Hurston parece que hizo ambas cosas.
Lee D. Baker, antropólogo: Estar en Barnard, estoy seguro de que le dio tanto la confianza como la emoción de ser tan inteligente como cualquiera en el país.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Está segura de querer avanzar y aprovechará cualquier oportunidad para hacerlo.
Carla Kaplan, literata erudita: Cuando se trataba de ser popular o de conseguir cosas extra, dejaba que sus compañeras de clase la vieran como alguien especial e incluso exótica. Pero nunca permitió que nadie la tratara como inferior, o la minimizara.
Narración: Una especie de celebridad en el campus, Hurston comentó más adelante que ella era: "La vaca negra y sagrada de Barnard". Era una escritora, ya había publicado, amiga de Fannie Hurst y parte de la ambiciosa generación de los artistas de Harlem, lo que hizo que los estudiantes progresivos de Barnard estuvieran ansiosos por conocerla.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Comienza en Barnard buscando convertirse en maestra, que era el camino previsible para una mujer afroamericana en ascenso en esa época, excepto que ella tiene una creatividad brillante y un montón de historias y cuentos de Eatonville.
Plan de Estudios de la Universidad: Introducción a la Antropología Comparativa. Profesor Boas y el Dr. Reichard.
Narración: En su segundo semestre, Hurston escribió un artículo en su clase de antropología que resultó llamando la atención de Franz Boas, el fundador de renombre mundial del Departamento de Antropología de la Universidad de Columbia. Fue una reunión prometedora para la aspirante a escritora-maestra.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: No fue sino hasta que se encontró con la antropología en Barnard y Columbia, que comenzó realmente a ver su cultura como algo que podría estudiarse. Llega a Nueva York y a Barnard en el momento perfecto, una llegada que coincide con transformaciones en la antropología.
Irma Mcclaurin, antropóloga: La idea de la antropología, la forma en que se concibió, fue estudiando al otro. Nosotros debíamos ser los objetos de estudio, no los investigadores.
Lee D. Baker, antropólogo: La antropología es una disciplina antigua. Realmente, se convirtió en una disciplina profesional en la década de 1840 para defender la esclavitud. Si todos los hombres fueron creados iguales, bueno, no deberíamos tener esclavitud, entonces, si no son del todo hombres o del todo humanos, podemos justificar la esclavitud.
Bueno, luego entramos a la década de 1890 y tenemos a Jim Crow después de la Reconstrucción. ¿Adivina qué? La antropología comenzó a apoyar a Jim Crow y la segregación.
Lee D. Baker, antropólogo: La antropología en la década de 1890, antes de que Franz Boas apareciera en la profesión, interpretaba a las personas en términos de "salvaje", "bárbaro" y "civilizado". Hubo una gran cantidad de investigación tratando de encasillar a la gente en esta jerarquía evolutiva.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Muchas veces, los "antropólogos" ni siquiera visitaban los lugares sobre los que estaban escribiendo ni conocían a las personas sobre las que escribían.
Narración: Estos científicos, más tarde llamados antropólogos de sillón, formaron sus teorías y los cimientos de la disciplina basándose en los escritos sesgados de los colonizadores: exploradores, misioneros, viajeros y militares. Franz Boas, un inmigrante judío-alemán llegó a Estados Unidos y rechazó sus métodos y sus conclusiones.
Lee D. Baker, antropólogo: Fue una de las primeras personas que tomó en serio convivir con los pueblos indígenas y trabajó con los inuits y con otras poblaciones. Y cuando vives con alguien durante un año, ¿adivina qué pasa? Empiezas a ver que tienen mucho que decir.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Boas vio la antropología del siglo XIX y los discursos que surgieron como representaciones sesgadas de otras culturas. Él realmente quería aportar más precisión científica a la descripción de otras culturas.
Narración: Boas terminó en la Universidad de Columbia. Su metodología para disputar las jerarquías raciales y culturales ganó terreno y se hizo conocido como el padre de ambas la antropología moderna y la americana. El campus de Columbia en Morningside Heights se volvió un imán para los estudiantes que querían complacer a "Papá Franz".
Charles King, politólogo: Estaba ayudándole a los jóvenes a explorar un mundo de ideas completamente diferente, el cual él estaba inventando; que las personas no vienen empaquetadas en razas o grupos étnicos, que las culturas tienen sentido en sus propios términos si pasas suficiente tiempo tratando de entenderlas.
Franz Boas, material de archivo: Las características mentales de una raza no son una expresión de la forma corporal. Son un reflejo de la vida cultural.
Charles King, politólogo: Para los jóvenes que entraban a su salón de clase, estas ideas eran revolucionarias.
Lee D. Baker, antropólogo: Zora Neale Hurston estaba emocionada por estudiar antropología en Columbia porque gran parte de la cultura estadounidense y de los medios no valoraba la cultura afroamericana. Franz Boas tenía buen ojo para el talento y no le importaba si eran negros, blancos, mujeres, hombres o demás.
Charles King, politólogo: Alrededor de 1920, Franz Boas dijo que un cambio se había producido en años recientes en sus clases y, como él mismo lo dijo: "Mis mejores estudiantes son mujeres".
Lee D. Baker, antropólogo: Ruth Benedict, Ella Deloria, Margaret Mead y otras se convirtieron en antropólogas bajo su liderazgo. Franz Boas se entusiasmó con Zora Neale Hurston porque había un buen número de antropólogos blancos que intentaron entender la experiencia afroamericana, pero nunca llegaron muy lejos.
Narración: Con Boas animándola, Hurston se inscribió en más cursos de antropología.
Charles King, politólogo: Hurston se apuntó como asistente de investigación para ir a Harlem a hacer medidas físico-antropológicas, antropométricas, se llamaban entonces, en las que estaba involucrada la comunidad de Boas y algunos de sus estudiantes.
Zora Neale Hurston, dramatización: Me están entrenando en antropometría y en hacer mediciones. El Dr. Boas dice que si lo hago bien hay más trabajos para mí en el futuro y por eso debo aprender lo más rápido posible y ser bastante cuidadosa. Boas está ansioso por que comience.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Había teorías de que el tamaño de la cabeza de las supuestas razas diferentes era algo que nos iba a poder decir más acerca del nivel de inteligencia, qué tipo de cultura tenían.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: A medida que la antropología evolucionó, estos datos se usaron para demostrar la contrario: para mostrar que las personas negras, las personas blancas, los indígenas eran seres humanos con cerebros, ojos, oídos y nariz y todo eso en el mismo lugar, con la misma capacidad. Pero están operando contra la poderosa ideología de la inferioridad de las poblaciones.
Gente hablando en el fondo
Narración: Hurston obedientemente se dirigió a la Avenida Lenox en Harlem a medir cabezas que encontró ser interesantes, con lo que Langston Hughes describió como un aparato antropológico de "aspecto extraño". Estaba asombrado de que nadie le gritó que se fuera.
Eve Dunbar, literata erudita: La población negra entiende que, una vez comienzan a medir tu cabeza, están tratando de probar que tú no eres humano. Así que salir a la calle y pedirle a la gente que te deje medirle su cabeza, habría sido una labor difícil. (risa). Pero gracias a su sociabilidad, se dejan.
Gente hablando en el fondo
♪ ♪
Narración: En febrero de 1927, después de que Zora Neale Hurston completara la mayor parte de sus cursos de pregrado, abordó un tren camino a Florida para comenzar seis meses de trabajo de campo en el Sur. Boas había convencido al preeminente erudito negro Carter G. Woodson, director de la Asociación para el Estudio de la Vida y la Historia Afroamericanas y a la adinerada socióloga y antropóloga Elsie Clews Parsons de financiar el viaje.
Eve Dunbar, literata erudita: Había cierta cantidad de progresividad en la visión de Boas sobre la formación; asignar a representantes de las minorías para adentrarse en sus propias culturas, eso no se hacía necesariamente. Y hay un cierto sentido de valorar a estas personas por lo que pudieron ayudar a producir.
Narración: La tarea de Hurston: recoger datos sobre la población negra en el Sur incluyendo sus prácticas, creencias, bailes y sus formas de contar historias.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Se va después de tomar unas pocas clases de antropología realmente decidida a ser esta buena antropóloga, siguiendo los métodos de Boas de observación participante. La observación participante requería que tú te metieras de lleno en otra cultura para llegar a entenderla de adentro hacia afuera.
Narración: Para conducir por el Sur, Hurston pidió un préstamo de automóvil en Jacksonville usando el nombre de Boas como referencia, una sorpresa que él no apreció, y obtuvo una pistola cromada. Con su coche biplaza al que llamó Sassy Susie, Hurston arrancó hacia Eatonville.
Charles King, politólogo: Florida en la era de Jim Crow era el corazón de las tinieblas.
Carla Kaplan, literata erudita: Aquí está una mujer negra viajando sola con un revólver a la vista. Ella es, parece una Annie Oakley negra. No podría haber llamado más la atención en un momento en que una de las únicas formas de estar a salvo era pasando desapercibida.
Zora Neale Hurston, dramatización: Me apresuré a volver a Eatonville porque sabía que el pueblo estaba lleno de material y que lo podía conseguir sin heridas, daño o peligro.
Narración: La recopilación no salió según lo planeado para uno de los miembros más nuevos de la American Folklore Society.
Zora Neale Hurston, dramatización: Fui a preguntar con un prudente acento de Barnard: "Discúlpeme, ¿conoce alguna leyenda o canción popular?".
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: La población negra es desconfiada, creo yo. Y te van a mirar como: "¿Cuál es tu problema?". "Estás actuando como la gente blanca".
Zora Neale Hurston, dramatización: Los hombres y mujeres que tenían colecciones enteras de material filtrándose por entre sus poros me miraron y sacudieron la cabeza. No. Ahí nunca habían oído hablar de algo así. Tal vez era en el próximo condado. ¿Por qué no lo intentaba allá? Lo hice y obtuve la misma respuesta.
Narración: Sus reportes no convencieron a Boas. En mayo, él le mandó una dura crítica: "Creo que lo que ha obtenido es en gran medida repetición del tipo de material que tanto se ha recopilado". Hurston había vuelto a casa, pero su educación la convirtió en una forastera. Necesitaba una metodología que la volviera a dejar entrar.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: La suposición detrás de la observación participante siempre fue que, tú estabas estudiando, como antropólogo, a una cultura diferente. Cuando se acercaba a la gente como alguien de afuera, se encontró con la que ella llamó: "la resistencia del colchón de plumas". "La idea de que te dejan entrar solo hasta cierto punto, pero en realidad no vas a llegar a la verdad que posee la cultura.
Narración: Un encuentro inesperado con Langston Hughes en Mobile, Alabama en julio iluminó el estado de ánimo de Hurston. Accedió a llevar a Hughes de vuelta a Nueva York y él la acompañó a hacer trabajo de campo en Alabama y Georgia, estableciendo un vínculo por el interés compartido en la cultura rural-popular. Hughes le dijo que le hablaría bien de ella a su patrocinador en Nueva York. En el otoño, Hurston volvió al Norte a escribir su reporte y a enfrentar a su mentor.
Zora Neale Hurston, dramatización: Volví a Nueva York con el corazón en la mano y solitario. Me paré frente a Papá Franz y lloré lágrimas saladas. Me dio un buen regaño.
Lee D. Baker, antropólogo: Históricamente, el folclore ha sido una parte fundamental de la antropología porque la gente quería entender la visión del mundo de los individuos. Y ha sido una forma de analizar sistemáticamente cómo la gente le encuentra sentido al mundo.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Fue la antropología la que realmente le mostró a Hurston que podía escribir acerca de su cultura e imaginar una carrera donde esa podía ser la fuente de su imaginación literaria.
Zora Neale Hurston, dramatización: Recopilar folclore no es tan fácil como parece. Me di cuenta más tarde que no era porque no tuviera talento para la investigación, sino porque no tenía el método adecuado.
Charles King, politólogo: Hurston había aprendido que, si estás tratando de recopilar folclore, necesitas que la gente confíe en ti.
Narración: Charlotte Osgood Mason, adinerada mujer blanca, miembro de la vieja sociedad de Nueva York y benefactora de Langston Hughes, le ofreció a Hurston una forma de reanudar su investigación.
Carla Kaplan, literata erudita: Aquí Charlotte Osgood Mason era alguien que creía firmemente que la civilización americana blanca estaba arruinada y desgastada y que la clave vendría de los que ella consideraba los "pueblos primitivos"; que ellos tenían la energía y percepción infantil para revitalizar la sociedad estadounidense blanca.
Narración: Mason financiaba a otros escritores y artistas del Renacimiento de Harlem incluido el profesor de Howard, Alain Locke. Mason, cuya apariencia de abuela no dejaba ver su modo imperioso, insistía en que sus beneficiarios la llamaran Madrina.
Exhala hondo
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Mason, eh, era alguien difícil. Tenía mucho dinero. Le gustaba tener gente de color a su alrededor. Primero se interesó en los pueblos indígenas.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Ella es alguien que cree poseer la auténtica interpretación de lo que es la cultura negra, de qué se trata.
Narración: Cuando Zora Neale Hurston llegó al penthouse de Mason en la Avenida Park el 8 de diciembre de 1927, le entregaron un contrato por un año. El documento consideraba a Hurston un "agente independiente", contratada para "buscar, recopilar y recolectar toda la información posible, tanto escrita como oral, relativa a la música, la poesía, el folclore, la literatura, el hoodoo, los conjuros, las manifestaciones de arte y temas afines relacionados con y existentes entre los negros norteamericanos.
Lee D. Baker, antropólogo: Zora Neale Hurston estaba empleada. La contrataron para recopilar para Charlotte Osgood Mason.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Firma un contrato: que no compartirá ningún material con nadie ni publicará nada sin el visto bueno de Mason. Pero todavía está en contacto con Boas y quiere seguir cayéndole en gracia a Papá Franz.
Narración: Seis días después de firmar con Mason, Hurston abordó un tren hacia Alabama con una garantía de USD 200 al mes, dinero para comprar un carro y el plan de hacer trabajo de campo durante un año en el Sur. También tenía una cámara de cine, una herramienta rara y costosa para un antropólogo, que le permitiría capturar escenas de la vida rural negra. Hurston estaba emocionada y por una vez, tenía seguridad financiera.
Zora Neale Hurston, dramatización: Querida Madrina: me has dado mi primera Navidad. Quiero decir, la primera temporada navideña donde la realidad coincidió con mis sueños. El tipo de Navidad que pintó mi infancia medio muerta de hambre. Gracias.
Campanas sonando
Motores de tren
Gente hablando en el fondo
Narración: El nuevo enfoque metodológico de Hurston se hizo evidente una vez llegó a la casa de Cudjo Lewis en Alabama, uno de los últimos africanos sobrevivientes de Clotilda, considerado el último barco negrero estadounidense. Hurston usó su nombre africano, Oluale Kossola, para saludar al hombre que tenía recuerdos vívidos de su captura.
Lee D. Baker, antropólogo: Entrevistar a una persona esclavizada que vino de África fue fascinante para ella. Zora Neale Hurston estaba realmente intrigada e interesada en mapear y entender la relación entre las tradiciones africanas y las tradiciones afroamericanas.
Narración: Durante varios meses, pasó tiempo con Lewis, que tenía más de ochenta años, en Africatown, la comunidad que él fundó después de la Guerra Civil en conjunto con otros de África Occidental. Hurston le trajo regalos en formas de alimentos y lo llevó a hacer diligencias. Aunque capturó 24 minutos de Lewis con su cámara, fueron los extensos y detallados recuentos de los recuerdos y su voz, la prioridad de Hurston y de su
investigación antropológica.
Carla Kaplan, literata erudita: Como antropóloga con formación académica, comprender exactamente la voz de Cudjo era muy importante, que la etnografía la registrara con precisión, no con una traducción.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Él ha creado su propio idioma. Es una fusión del dialecto negro del Sur con algunas palabras africanas incluidas.
Lee D. Baker, antropólogo: La intimidad de Hurston y el apoyo a su autenticidad africana le permitieron a él abrirse de una manera auténtica.
Tren retumbando
Narración: Desde Alabama, Hurston se dirigió a Florida donde los hombres trabajaban talando pinos, en los aserraderos, hirviendo trementina y extrayendo fosfato.
Carla Kaplan, literata erudita: Estaba muy interesada en documentar lo que ella llamó "el negro de más abajo".
Zora Neale Hurston, dramatización: Mi deseo de conocer cosas me llevó a muchos lugares extraños y aventuras. Mi vida estuvo en peligro, varias veces.
Carla Kaplan, literata erudita: A menudo era la única mujer en kilómetros a la redonda, con una cámara, con su propio carro, con una pistola en la cadera recopilando historias.
Zora Neale Hurston, dramatización: Si no hubiera aprendido a cuidar de mí misma en estas circunstancias, me hubieran podido mutilar o asesinar cualquier día de los años de mi trabajo de investigación.
Narración: Para ganarse la confianza de los hombres, inventó historias sobre de su vida.
Zora Neale Hurston, dramatización: Aproveché la ocasión para recalcar el hecho de que yo también era fugitiva de la justicia: contrabandista. Estaban extremadamente cerca de mí en Jacksonville y me buscaban en Miami. Así que me estaba escondiendo. Sonaba razonable. Los contrabandistas siempre tienen carros. Me acogieron.
Zora Neale Hurston, cantando: ♪ Empújalo ♪ Oye, oye, oye tú, ¿No puedes alinearlo? ♪ Oh, shack-er-lack-er-lack-er-lack-er-lack-er-lack-er ♪ (aclara la garganta) ♪ ¿Puedes moverte? ♪
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Se dio cuenta de que nadie iba a compartir canciones con ella o siquiera dejarla entrar a estos exquisitos espacios donde la gente intercambiaba historias, canciones y juegos de cartas si ella no aportaba algo.
Narración: Tenía que demostrar que era uno de ellos, recordaba Hurston. Cantó y bailó con ellos en las fiestas bimensuales del día de pago. A cambio, le contaron historias, cantaron canciones de trabajo y tocaron riffs de blues en la guitarra. Hurston le escribía acerca del trabajo a Langston Hughes. Con el apoyo de Mason, se suponía que ambos iban a colaborar en una ópera popular.
Zora Neale Hurston, dramatización: 10 de julio de 1928. Querido Langston: En cada pueblo realizo uno o dos concursos de cuentos y en cada uno comienzo contándoles quién es usted; luego, leo poemas de Ropa Fina. ¡Vaya si les gusta! Lo están citando en campamentos del ferrocarril, minas de fosfato, alambiques de trementina, etcétera.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: La gente comenzó a responderle e incluso a repetirle versos de la poesía de Langston Hughes. Incluso comenzaron a llamarlo el libro de las fiestas y a pedirle a ella que lo sacara y leyera algo más de él.
Irma Mcclaurin, antropóloga: No solo les gusta, agarran una guitarra y empiezan a ponerle música. Ese tipo de creatividad espontánea es increíble, dadas las duras condiciones en las que trabaja la gente.
Zora Neale Hurston, dramatización: Todo el mundo participó. Fue la cosa más extraña y emocionante. Además, lo hacen muy bien. Le sorprendería. Un hombre estaba dando las palabras, como el predicador hace con un himno, y los demás comenzaban a cantarlo. ¡Fue glorioso!
Lee D. Baker, antropólogo: Estaba usando poesía contemporánea escrita en Nueva York, llevándola al Sur y luego, la tradición folclórica sureña la tomaba, la ponía patas arriba y creaba algo nuevo. Entonces estaba documentando cómo el folclore y la cultura se estaban creando en frente a sus ojos. Gran parte del ímpetu de la antropología cultural se llamaba etnografía de rescate.
Charles King, politólogo: La antropología de rescate, la idea era que una de las metas del antropólogo era apurarle a recolectar cosas antes de que la modernidad las destruyera. Por un lado, era un noble esfuerzo, querer rescatar las cosas antes de que desaparecieran. Por otro lado, podría hacerte creer que estabas visitando supuestas sociedades primitivas que existían en un presente permanente. Que no tenían pasado ni futuro.
Lee D. Baker, antropólogo: Y mucha gente creía eso, pero Zora Neale Hurston entendió que la cultura no se reemplazaba, sino que estaba emergiendo continuamente. Y eso era super sofisticado.
Zora Neale Hurston, dramatización: Estoy recogiendo mucho más material ahora porque estoy aprendiendo mejores técnicas. También estoy siguiendo de cerca expresiones con doble significado. También recopilando listas de palabras dobles. Ellos, para hacer énfasis, usan un sustantivo y ponen su función adelante, como un adjetivo. Ejemplos: sentar-asiento, chupar-botella, cocinar-olla, peinar-peine. Tengo suficiente para un buen volumen de historias.
Carla Kaplan, literata erudita: Ella puede ser nuestra primera mujer-negra, etnógrafa y documentalista. Ella usa esos equipos de filmación raros y costosos para documentar las vidas de niños negros comunes y corrientes, mujeres y comunidades negras, brindándonos algunas de las primeras imágenes que tenemos de la vida cotidiana de los estadounidenses negros del Sur.
Gente hablando en el fondo
Narración: Hurston luego viajó a Nueva Orleans. Con el apoyo de Mason durante otro año, pudo alquilar una casa de tres habitaciones. Dedicó la mayor parte de su tiempo al trabajo de campo sobre un tema que ella percibía los folcloristas blancos trataban de manera sensacionalista y tergiversada: el hoodoo y los conjuros, religiones y prácticas populares creadas por afroamericanos esclavizados.
Daphne Lamothe, literata erudita: Hurston es la hija de un predicador. Y creo que Hurston invirtió mucho en la vida espiritual de la población negra, de las mujeres negras, en particular.
Charles King, politólogo: Lo más cerca que Boas y sus estudiantes habían llegado a una observación participante sería estar presentes en un ritual o una práctica religiosa y observarla y anotar lo que sucedía.
Charles King, politólogo: Para Hurston, tocaba saltar desde el trampolín más alto. Si ibas a estudiar hoodoo o vudú tenías que hacerlo desde adentro, y entonces, fue a por lo menos cuatro rituales de iniciación.
Narración: Un doctor de hoodoo le pidió que persiguiera un gato negro en la noche, lo hirviera en un caldero y chupara sus huesos. Otro, la tuvo acostada desnuda y en ayunas 69 horas experimentando sueños extraños y alterados. La ceremonia terminó con la pintura de un relámpago rojo y amarillo en su espalda.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Que haya tenido éxito es un testimonio a su resiliencia, su voluntad de hacer lo que tuviera que hacer para hacer su trabajo.
Zora Neale Hurston, dramatización: Estoy avanzando en los conjuros magníficamente. He estado yendo a cada uno del que he oído hablar en aras de ser minuciosa. Estoy hasta las rodillas con un largo camino por recorrer.
Niños cantando y aplaudiendo
Lee D. Baker, antropólogo: Había una verdadera disparidad entre los objetivos de Charlotte Osgood Mason y los objetivos de Zora Neale Hurston. Hurston estaba recopilando folclore para demostrar la legitimidad y complejidad del vernáculo negro, la vida de la población negra y la cultura rural afroamericana. Charlotte Osgood Mason empleaba a Zora Neale Hurston para lo contrario; porque pensaba que era primitivo.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Zora recopila lo que ella cree que Mason quiere ver y también recopila lo que ella quiere obtener.
Narración: Mason encontró el material de Hurston prometedor y continuó su patrocinio. En medio de sus viajes, Hurston había estado recopilando cartas de amor para un libro que quería escribir sobre el amor negro que ella escondió de Mason. Habló de sus planes con Langston Hughes implorándole que no le contara a la Madrina.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Hay un complejo posicionamiento que Hurston tuvo que adoptar para hacer lo que ella quería hacer. Ella hace esto, um, yo diría, de manera oportunista.
Zora Neale Hurston, dramatización: 25 de julio de 1928. Querida Madrecita del Mundo Primitivo: Ten cuidado de no cansarte en el extranjero. Estoy tratando de recopilar una colección de canciones de trabajo con música para piano y guitarra. Te enviaré la primera canción tan pronto como la termine para ver si te gusta.
Carla Kaplan, literata erudita: Durante el período en el que está recopilando algunos de sus mayores aportes antropológicos y etnográficos, Hurston está recopilando materiales sobre los que no tiene derecho legal.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Charlotte Osgood Mason también controlaba los gastos de Hurston. Ella tenía que enumerar todo lo que compraba con el dinero de Mason, hasta lo femenino, "productos femeninos".
Narración: Hurston una vez le contó en secreto a Hughes cómo la minuciosa supervisión de Mason y sus arrebatos de ira la afectaban.
Zora Neale Hurston, dramatización: Destruye mi autoestima y me desmoraliza completamente durante semanas. Sí le tengo cariño. Por eso no puedo soportar estar en desacuerdo con ella. No quiero nada más que hacer mi trabajo con la menor cantidad de problemas.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Ella accede a ciertas restricciones del lado de Osgood Mason, y al mismo tiempo, está en contacto con Boas manteniendo el fuego encendido en ambos lados.
Titular de un periódico: Los negros no son inferiores a otras razas. El profesor Franz Boas de la Universidad de Columbia aplasta la idea de la superioridad blanca.
Carla Kaplan, literata erudita: Él es una voz muy importante. Es el guardián de la antropología y también un influyente e importante antirracista. Mason era una persona profundamente antiacadémica. Ella tenía estas nociones sobre el folclore, que tocaba mantenerlo puro y mantenerlo lejos de los académicos.
Zora Neale Hurston, dramatización: Mi Querido Dr. Boas: Me sentí orgullosa de saber de usted. He querido escribirle, pero me hicieron prometer que no le escribiría a nadie. Por supuesto, he tenido la intención desde el comienzo de mostrarle lo que tengo, pero al regresar. Así puedo cumplir mi palabra y al mismo tiempo recibir su consejo. La experiencia que tuve con usted fue una espléndida base. Sé dónde y cómo mirar.
Narración: Cuatro meses después, desde una pequeña y remota cabaña que alquiló en Eau Gallie, Florida, Hurston actualizó a Boas; que estaba "sentándose a escribir" las "más de 95 000 palabras de material, una colección de juegos de niños, conjuros y materiales religiosos".
Zora Neale Hurston, dramatización: Querido Langston: Estoy empezando a coger el ritmo. No solo quiero presentar el material con toda la vida y el color de mi gente, no quiero dejar lagunas para que el público científico nos despedace.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Zora también quiere escribir para su gente. Está pensando en cómo tomar esta información que ha recopilado como parte de su investigación formal y traducirla a un formato que sea accesible a las personas de las que la obtuvo originalmente.
Hombres cantando
Sonido metálico
Zora Neale Hurston, material de archivo, voz en off: Un riel de ferrocarril pesa 400 kilogramos. Y los hombres tienen que agarrar estas varillas ponerlas a punto y clavarlas. Y mientras hacen eso, tienen un canto. Usan el ritmo para colocarlas en su sitio. No tienen que mirar el riel porque ese es el trabajo del jefe, ver que esté bien. Cualquier canción que comience, un ritmo rápido, trabajan rápido y si es uno lento, trabajan un poco más despacio, pero hacen el mismo trabajo, al parecer, de una u otra forma.
Hombres cantando
Zora Neale Hurston, material de archivo, voz en off: Y luego el jefe grita: "Traigan la pandilla de los martillos y comienzan a clavarlo".
Tocando el ritmo
Hombres riendo
Zora Neale Hurston, dramatización: Querida Madrina: Finalmente Barracoon está listo para que lo leas. Rezo fervientemente por haber hecho algo que pueda acercase a tus expectativas.
Manuscrito: Barracoon. La historia del último carguero. Por: Zora Neale Hurston.
Narración: En 1931, con el continuo apoyo de Mason, Hurston terminó el manuscrito de un libro basado en la entrevista que había hecho tres años antes con Cudjo Lewis. Hurston empezó a enviar Barracoon a los editores.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Zora estaba comprometida con la autenticidad. Escribió el libro en dialecto. Trató de replicar el idioma de Cudjo. Los editores querían que ella lo tradujera para los lectores blancos a inglés estándar y ella se negó.
Lee D. Baker, antropólogo: Esa era la autenticidad que era científicamente válida y genuina y ella no quería contradecirla. Yo creo que esa fue una forma de resistencia importante.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Es evidencia de su convicción en que había valor en la forma en que Cudjo había creado su propia forma de comunicación. Ese valor no tenía que diluirse o traducirse para un público blanco.
Gaviotas gaznando
Narración: Hurston tuvo otros éxitos editoriales. Su escritura etnográfica debutó el año anterior en The Journal of American Folklore. Con el visto bueno de la Madrina, había presentado Dance Songs and Tales from the Bahamas, basado en tres meses de trabajo de campo en el país.
Hombre: ¿Cómo aprende la mayoría de sus canciones?
Zora Neale Hurston, material de archivo, voz en off: Las aprendo, me meto en la multitud de gente y si cantan, oigo lo mejor que puedo y empiezo a participar con una o dos frases y finalmente, hasta que puedo cantar un verso y sigo hasta que aprendo todas las canciones y todos los versos y luego se los canto a la gente hasta que me dicen que las puedo cantar igual que ellos y entonces participo y ensayo hacerlo con diferentes personas que ya conocen la canción hasta que quedan satisfechas que me la sé y luego la memorizo.
Narración: En 1931, el Journal publicó el artículo de 100 páginas de Hurston Hoodoo in America, el cual comenzó a consolidarla como la autoridad estadounidense en ese tema. Cuando no estaba tratando de encontrarle hogar a Barracoon, Hurston pasó la mayor parte de 1932 concentrada en el teatro incluyendo su obra de teatro The Great Day. Era una muestra de la cultura negra que incorporaba su investigación etnográfica en las Bahamas. A regañadientes, Mason apoyó su producción y mucho estaba en juego para Hurston.
Carla Kaplan, literata erudita: La mayoría de los artistas del Renacimiento de Harlem pusieron su dinero en la ficción negra. Hurston creía firmemente que iba a ser el teatro negro, llevado a un público más amplio, lo que iba a contrarrestar el racismo más que cualquier otra cosa.
HURSTON, aplaudiendo: ♪ Oh, Mamá, ven a ver el cuervo ♪ Mira como vuela, oh ♪
Lee D. Baker, antropólogo: Zora Neale Hurston realmente creía que no podías simplemente leer el folclore en la página. Creía que tenías que presentarlo en vivo, tenías que verlo, tenías que oírlo, tenías que sentirlo. Todos tus sentidos debían participar en esta hermosa creación.
Zora Neale Hurston, material de archivo, voz en off: Pero de lo que están hablando es de lo que conocemos en Estados Unidos como un buitre. Y el buitre viene a buscar algo de comer. Y de esto hablan y bailan.
Carla Kaplan, literata erudita: Estaba acumulando una deuda increíble. Todo el mundo se oponía a lo que estaba tratando de hacer.
Público murmurando
Narración: El 10 de enero de 1932 The Great Day se estrenó en Broadway en el teatro John Golden.
Zora Neale Hurston, cantando: ♪ Puedes irte a Halimuh Fack ♪ Pero mi lento arrastre te traerá de vuelta ♪
Narración: The New York Herald Tribune elogió su producción como "auténtica; sin adulteraciones o arreglos, o preocupada por el propósito de comercializar".
Zora Neale Hurston, cantando: ♪ Oh, Mamá, ven a ver el cuervo ♪ ¡Graznido!
Narración: A pesar de las prometedoras reseñas, ningún productor la seleccionó.
Carla Kaplan, literata erudita: Fue una decepción enorme para ella, una de las penas de su vida. Ella pensó que iba a ser la producción artística que le iba a mostrar a la gente quién era ella.
Narración: Enferma, cansada y en la ruina, en abril, Hurston le pidió ayuda financiera a Mason mientras empacaba para mudarse a Eatonville.
Zora Neale Hurston, dramatización: Un último gasto Madrina. Realmente necesito un par de zapatos. Recuerdas que discutimos el asunto en el otoño y acordamos que solo debería tener un par a la vez. Compré un par a mediados de diciembre y han aguantado hasta ahora. Mi dedo gordo está a punto de salirse del zapato derecho así que tengo que hacer algo al respecto.
Narración: La relación de Hurston con Mason, casi cinco años de apoyo, se había agriado con el tiempo. Mason pagó las cuentas del teatro de Hurston, le dio seis dólares para los nuevos zapatos, dinero para un boleto de ida y USD 75 para dinero de bolsillo.
Carla Kaplan, literata erudita: Charlotte Osgood Mason no pudo controlar a Zora Neale Hurston. Sería como tratar de meter una estrella fugaz entre un frasco. Y a Charlotte Osgood Mason no la podía controlar Zora Neale Hurston.
Narración: El último cheque de Mason a Hurston llegó en octubre de 1932 cuando la nación se dirigía hacia un desempleo récord. La Gran Depresión había arruinado los sueños de muchos estadounidenses. Hurston esperaba un puesto de profesora en Florida que no se materializó. Los ingresos por escritos nunca le aseguraron suficiente dinero para vivir.
Carla Kaplan, literata erudita: No es solo que Zora Neale Hurston perdiera su sustento. Honestamente, perdió a alguien a quien veía como a una especie de madre espiritual.
Narración: Hurston no solo había perdido su relación con Mason. Un año antes, su amistad con Langston Hughes había terminado en muy malos términos, en parte por su colaboración en Mule Bone, una comedia basada en uno de los cuentos inéditos de Hurston sobre Eatonville.
Carla Kaplan, literata erudita: Él y Zora Neale Hurston fueron enormemente importantes el uno al otro en todo sentido: emocionalmente, estéticamente, intelectualmente. Y cuando la relación explotó, ambos quedaron profundamente heridos.
Bocina de barco
Narración: Cuando los mentores de Hurston en Columbia no pudieron facilitarle financiación a su investigación, se dirigió a la Fundación Guggenheim. El 25 de julio de 1933, Hurston envió una aplicación para una beca enfocada en antropología para continuar su trabajo en Nueva Orleans.
Zora Neale Hurston, dramatización: Mi objetivo final como estudiante es aumentar el conocimiento general sobre mi pueblo, promover la ciencia y las artes musicales entre mi gente, pero a la manera negra y lejos de la manera del hombre blanco.
Eve Dunbar, literata erudita: "La manera negra" significa en una forma respetuosa, basada en desacreditar la inferioridad de los negros. Creo que, de nuevo, muestra su deseo por participar en la producción de conocimientos de antropología.
Charles King, politólogo: Hurston es uno de los primeros practicantes de lo que más tarde se llamaría: antropología nativa. Esto quiere decir que ella es de las comunidades que está estudiando.
Narración: Hurston eligió a su mentor de mucho tiempo y al editor del Journal of American Folklore, Ruth Benedict, Franz Boas y a otros tres, gente que ella sentía que apoyaba sus objetivos para escribir recomendaciones.
Carla Kaplan, literata erudita: La mayoría de las cartas en su archivo son problemáticas.
Narración: Papá Franz escribió: "En general, sus métodos son más periodísticos que científicos y no me da la impresión de que ella sea del calibre justo para una beca del Guggenheim". Benedict determinó que Hurston no tenía "ni el temperamento ni la formación para presentar este material de manera ordenada una vez recopilado ni para sacar conclusiones históricas válidas". Y agregó en una carta aparte: "No creo que ella sea del nivel del Guggenheim".
Eve Dunbar, literata erudita: Básicamente, mándela a ella a recopilar, pero tenga a alguien capacitado para escribir el material. Capacitado quiere decir acreditado. Y creo que ese es probablemente el obstáculo más difícil que tiene que superar, que ella no es solo una mensajera que la academia envía a entrar a estas culturas.
Carla Kaplan, literata erudita: Ella todavía no tiene las credenciales académicas que se consideran apropiadas para el Guggenheim. Lo que no quiere decir que los Guggenheims solo vayan a personas con doctorados, pero sigue siendo un problema hasta el día de hoy: ¿Qué tipo de credenciales se supone que son necesarias con este tipo de reconocimiento? ¿Consideró Franz Boas su falta de un doctorado un problema? Probablemente.
Lee D. Baker, antropólogo: Incluso con lo liberal, lo importante y lo poderoso que era Franz Boas y algunos de los profesores, todavía había un sesgo implícito, que no había igualdad en el compromiso intelectual, por así decirlo.
Eve Dunbar, literata erudita: No quiere decir que la relación que tuvieron no fuera auténtica, pero no creo que la academia considerara a Hurston como parte del conocimiento que producía o como productora de conocimiento por sí misma.
Irma Mcclaurin, antropóloga: En el momento en que Zora está reclamando su lugar como antropóloga, la antropología no sabe qué hacer con las personas negras. No sabían qué hacer con Zora y yo creo que, en parte, controlaban su nivel de acceso.
Carla Kaplan, literata erudita: Ella era increíblemente calmada, mucho más calmada de lo que la mayoría de la gente sería en las circunstancias que enfrentó siendo una mujer negra en una sociedad, en su mayoría blanca, en una sociedad, en su mayoría sexista, en una sociedad, en su mayoría racista, en una sociedad, en su mayoría del norte y urbana.
Narración: Zora Neale Hurston estaba decidida a tener una carrera. "Me pelearé por un futuro o moriré en el intento", le escribió a Mason en una ocasión.
Carla Kaplan, literata erudita: Hurston trabajó en diferentes disciplinas, en diferentes campos, en diferentes estilos de arte. Trabajó en el teatro, trabajó escribiendo, trabajó en la academia, trabajó enseñando. A menudo trabajaba sola. No era alguien que pudiera trabajar bien con alguien más por mucho tiempo.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Enajenó a mucha gente. Zora es el tipo de persona que o la amas o la odias.
Charles King, politólogo: Podía ser insoportable. La verdad es que, en muchos sentidos, era indisciplinada.
Narración: Una vez le había escrito a su amigo, el poeta Countee Cullen, quejándose de la "monótona rutina en Barnard". "No te sorprenda si te enteras de que de repente me he ido al bosque. Odio la rutina".
Carla Kaplan, literata erudita: Una vez terminaba con algo o con alguien, a menudo terminaba del todo y no podía mirar atrás.
Narración: Libre de su deuda con la Madrina o con el "dragón de la Avenida Park", como una vez se refirió a Mason en una carta, Hurston pudo dedicarse libremente a la ficción.
Narración: Había estado esbozando una historia basada vagamente en las vidas y las experiencias de sus padres en Eatonville.
Zora Neale Hurston, material de archivo, voz en off: Ni siquiera tenía una máquina de escribir en ese momento. Tenía veinte dólares de la Revista Story por este cuento corto. Y eso me dio fortaleza y decidí sentarme a escribir una novela. Me tomó siete u ocho semanas escribir el libro.
Narración: El instinto de Hurston dio frutos. En mayo de 1934, esa novela, Jonah's Gourd Vine, se publicó con buenas críticas. "La señorita Hurston ha hecho del estudio del folclore negro su especialidad. Esto puede muy bien explicar el sabor verdaderamente auténtico de su novela y la excelente interpretación del dialecto negro", dijo efusivamente la reseña en The New York Times Book Review. El título inmediatamente fue seleccionado para el Club del Libro del Mes.
Narración: También ese año, la adinerada heredera naviera, Nancy Cunard, habitual miembro de la sociedad de Harlem publicó Negro Anthology, una amplia e innovadora colección de música, poesía, estudios históricos y análisis del racismo. El libro incluía siete escritos etnográficos de Hurston.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Esos artículos evidencian su teorización. Ella está realmente articulando una teoría de cómo ve la cultura negra en ese momento.
Zora Neale Hurston, dramatización: El negro es un ser muy original. Mientras vive y se mueve en medio de la civilización blanca, todo lo que toca lo reinterpreta a su manera. Ha modificado el idioma, el modo de preparar los alimentos, la práctica de la medicina y sin duda, la religión de su nueva patria.
Narración: Ese verano, Hurston le escribió a Boas sobre el manuscrito de Mules and Men, un libro acerca de sus primeras incursiones antropológicas en el Sur. Ella esperaba que le gustara el trabajo etnográfico, a pesar de la solicitud de su editor de agregar material para atraer un público más general. Las revisiones terminaron con Hurston entretejiendo las historias del folclore en una narración en primera persona.
Lee D. Baker, antropólogo: Quería un tono mucho más amplio y mucho más científico, que incluyera más de la religión, los juegos de niños, una especie de enciclopedia.
Zora Neale Hurston, dramatización: Querido Dr. Boas: Estoy temblando, no sea que decida que no quiere escribir la introducción a mi Mules and Men. He insertado la conversación entre las historias porque cuando la ofrecí sin ella, todos los editores dijeron que era demasiado monótona. Ahora tres editoriales quieren publicarla. Así que espero que su aspecto no científico, no le impida escribir la introducción.
Narración: Hurston se dirigió a Chicago en octubre de 1934 para presentar una versión teatral de A Great Day, titulada Singing Steel. Su llegada fue recibida con una serie de invitaciones a cenas y charlas. El Daily News aconsejó: "La fascinante Zora Neale Hurston es demasiado buena para perdérsela". Hurston recibió un regalo de Navidad anticipado cuando su producción llamó tanto la atención del Fondo Rosenwald, que la organización filantrópica, dedicada a la educación afroamericana, le ofreció una beca para realizar su doctorado.
Zora Neale Hurston, dramatización: Querido Dr. Boas: ¡Excelentes noticias! He querido profundamente estudiar y me he esforzado para que la Sra. Mason me ayude. Daría dinero para todo menos para eso. Me doy cuenta de que esto requerirá una rutina rigorosa y disciplina y todos parecen pensar que las necesito. Que así sea. Quiero hacerlo.
Narración: El Fondo Rosenwald había acordado dar USD 3 000 durante dos años para apoyar el doctorado de Hurston. "El principal problema, como lo veo yo", escribió Hurston en su aplicación, "es la recopilación de materiales de la población negra, de la manera más completa posible, lo más pronto posible. Para verlo con objetividad, uno debe prepararse, es decir, para poder analizar, para evaluar lo que está delante de uno". Por primera vez desde su infancia, Hurston podría concentrarse en ser estudiante.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Rara vez hubo un momento en que no tuviera que preocuparse por el dinero, que no tuviera que pedir prestado o trabajar más de dos o tres empleos.
Zora Neale Hurston, dramatización: Me he valido por mí misma desde que tenía 14 años y fui a la escuela secundaria, a la universidad y todo lo demás que he hecho porque yo quería. He tenido personas que me han dicho: "¿Por qué no vas y haces una maestría o un doctorado en antropología, si tanto te gusta?". Parece que no se dan cuenta de que se necesita dinero para eso.
Irma Mcclaurin, antropóloga: En ese momento, Columbia ha organizado todos sus cursos alrededor de rescatar la información sobre los pueblos indígenas estadounidenses. Lo que Zora quiere hacer es crear lo que yo llamo un doctorado independiente. Lo llamaríamos Estudios de los Pueblos Negros. Convence a Boas de que ella debería hacer este doctorado independiente. Él está de acuerdo.
Narración: Pero solo un mes después de otorgarle la beca a Hurston, el Fondo Rosenwald rechazó el plan a largo plazo que ella y Boas habían desarrollado para sus estudios y le informaron que solo la sostendrían durante un semestre por un total de USD 700. Frustrada y estresada presentó una apelación.
Zora Neale Hurston, dramatización: Esto no es para persuadirlos demasiado en el asunto del plan de dos años. No me estoy formando para un trabajo rutinario. Me estoy formando para hacer lo que no se ha hecho y que clama para que se haga.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Ellos deciden y este es el lenguaje que aparece en parte de la correspondencia, que "Zora Neale Hurston es como una pieza de hierro bruto que necesita pulirse para que sea una fina pieza de acero". Y quieren insistir en que siga el plan de estudios de Columbia que no tiene nada que ver con lo que quiere estudiar.
Lee D. Baker, antropólogo: Esto es después de haber sido novelista, miembro de la American Folklore Society y de la American Anthropological Association. Y había publicado para la American Folklore Society.
Narración: Hurston aceptó los nuevos términos, se inscribió y empezó a atender clases, pero a los pocos meses, lo reconsideró.
Lee D. Baker, antropólogo: Zora Neale Hurston no quería estar en otra relación dependiente como con Charlotte Osgood Mason, así que dijo: "Hasta luego". "No vamos a hacer esto porque yo ya sé cómo es".
Irma Mcclaurin, antropóloga: Ya habían decidido lo que ella podía o no hacer. Y ella se resistió, "como se había resistido la mayor parte de su vida contra las convenciones de género y raza y ahora, de intelectualidad. Hubiera sido fácil. Hubiera podido ir, estudiar los cursos y obtener un doctorado. Eligió no hacerlo.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: No iba a ser la amable, callada y complaciente mujer negra, nunca. Así no era ella.
Eve Dunbar, literata erudita: Es el rechazo para disciplinarse en el sentido de las disciplinas académicas, la antropología; y disciplinada en el sentido de no dejarse contener.
Carla Kaplan, literata erudita: Había muy pocas mujeres negras con doctorados de cualquier tipo en los años treinta. Y ella habría llamado aún más la atención, sobre todo atención positiva.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Benedict y Boas hicieron todo lo posible para asegurarse de que Margaret Mead tuviera un doctorado. Así que tenemos que preguntarnos: ¿Qué otros aspectos de su diferencia jugaron un papel en la falta de apoyo?
Narración: Hurston, que entonces tenía probablemente 44 años, decide parar de asistir a clase y concentrarse en su propia escritura. Su libro Mules and Men pronto se publicaría. "Trabajando como esclava y disfrutándolo", le escribió a una amiga en Florida. "Perdí todo el entusiasmo por un doctorado".
GENTE: ♪ Atrapa a este tipo ♪ No volveré hasta el Cuatro de Julio ♪ Sí, Señor, paga el dinero ♪
Narración: Hurston se dirigió al Sur a mediados de junio de 1935 a las islas Georgias del Sur, Eatonville y a los Everglades en un trabajo para recopilar folclore. Sus últimos viajes eran para facilitar el trabajo de dos folcloristas blancos, grabando canciones populares negras para la Biblioteca del Congreso, pero no era fácil. Sensible a los estereotipos de los negros, en un punto, Hurston detuvo a uno de sus colegas cuando fotografiaba a un niño comiendo una sandía. Y, debido a las leyes de segregación en el Sur, Hurston dormía con frecuencia en el carro, mientras sus colegas descansaban en un motel.
Zora, Neale Hurston, cantando: ♪ Pájaro Azul, pájaro azul ♪ Por mi ventana ♪ Pájaro Azul, pájaro azul ♪
Narración: A veces, los investigadores capturaron el canto de Hurston.
Zora, Neale Hurston, cantando: ♪ Pájaro Azul, pájaro azul ♪ Por mi ventana ♪ Oh Cariño, estoy cansada ♪
Narración: Ese otoño, Mules and Men salió a la venta. Hurston empieza la historia explicando cómo sabía de folclore desde que era niña.
Zora Neale Hurston, dramatización: Pero me quedaba demasiado ajustado. No me podía ver usándolo. Fue solo cuando fui a la universidad, lejos de mi entorno nativo que pude verme a mí misma como a cualquier otra persona y dar un paso atrás y ver mi vestido. Luego debí tener el catalejo de la antropología para mirar a través de él.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Es la primera colección formal de Zora de historias, folclore, y la consolida como antropóloga nativa.
Eve Dunbar, literata erudita: Un texto como Mules and Men es tan importante porque ella se resiste a la simple extracción, la extracción cultural. Se convierte en una oportunidad para contar lo que ella cree que es una historia más auténtica de la experiencia negra.
Charles King, politólogo: Hurston está reportando sobre una serie de experiencias que ella tuvo, usando la primera persona. Ya sea en una cantina o en un campamento minero o en una serrería o en un ritual de iniciación hoodoo, ella está llevándote, como lector, a una sociedad que ella, como científica, quiere entender desesperadamente.
Zora Neale Hurston, dramatización: Salí y me acerqué a los parlantes ya que parecía no tener posición entre los bailarines. Me paré ahí nerviosa, sabiendo que la risa y la conversación eran una fachada en mi beneficio. La risa tiene un centenar de significados.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Parte de lo que nos está tratando de decir es que solo tu presencia cambia la dinámica, así que tienes que tomar en cuenta tu presencia en la información que estás recolectando. Esta idea de que eres objetivo cuando vas y observas y participas en estas culturas es darle el nombre equivocado.
Charles King, politólogo: Y esa es una manera de hacer ciencias sociales que nosotros ahora consideramos normal. En esa época, esto era revolucionario y, como lo habría puesto Ruth Benedict, una manera "indisciplinada" de hacer ciencias sociales.
Narración: Boas, negándose a escribir una gran introducción, envió solo 3 párrafos.
Carla Kaplan, literata erudita: No escribió una introducción a gran escala ni trató su trabajo con ese tipo de seriedad.
Narración: No obstante, la inclusión del texto de Boas ayudó al editor a promocionar el libro, aclamado por la crítica.
Zora Neale Hurston, cantando: ♪ El capitán tiene una mula ♪ Mula en el monte, llamado Jerry ♪
Exhala fuerte
Lee D. Baker, antropólogo: Creo que es tanto entrañable como revelador que Zora Neale Hurston en Mules and Men empieza a mezclar su ficción con su ciencia y su ciencia con su ficción. Y creo que Mules and Men es uno de los mejores ejemplos y los primeros ejemplos de eso.
Zora Neale Hurston, cantando: ♪ Le había dicho ♪ Debe ser el capitán del infierno ♪ (exhala fuerte). ♪ Tenía ojos azules ♪ Señor, señor tenía ojos azules ♪ Oh, ¿no los escuchas? ♪
Zora Neale Hurston, dramatización: 7 de marzo de 1936. Creo que debo ser la mula a la izquierda de Dios porque tengo que trabajar muy duro. La presión de nuevas cosas más la presión de cosas viejas sin solucionar me tienen en la caminadora todo el tiempo.
Zora Neale Hurston, cantando: ♪ Tengo un arcoíris ♪ Envuelto y atado alrededor de mi hombro ♪ (exhala fuerte) ♪ Tengo un arcoíris ♪ Envuelto y atado alrededor de mi hombro ♪ Parece lluvia ♪ Señor, señor parece lluvia ♪
Narración: Con el éxito de sus libros, Hurston simplificó su enfoque decidiendo que la obra de su vida era la literatura. Pero permaneció comprometida con explorar y documentar las vidas negras.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Dijo: "Tengo que seguir adelante y responder las preguntas sobre mi gente". Y para ella, está hablando de la diáspora. Está hablando de la cultura negra, no solo en Estados Unidos, sino también en el Caribe.
Narración: Hurston de nuevo buscó financiación de la Fundación Guggenheim. En esta nueva aplicación, hizo una descripción única de su campo de aprendizaje: la ciencia literaria. Y esta vez, solamente le pidió a un antropólogo que la recomendara. Melville Herskovits, un prominente exestudiante de Boas, escribió: "Pienso que no es mucho decir que la señorita Hurston tiene un conocimiento más íntimo sobre la vida popular negra que cualquiera en el país". Hurston ganó un Guggenheim en marzo, el primero de dos. Y al mes siguiente, se fue a Jamaica y Haití.
Presentador: Haga parte del culto cuyas raíces se remontan al África más negra. Exótico, barbárico: el culto del vudú.
Eve Dunbar, literata erudita: Quiere remediar, hasta cierto punto, el sensacionalismo que los estadounidenses consumen de la cultura haitiana y el vudú. Ella siente que puede ir y contar una historia sobre esa religión libre de sensacionalismo.
Redoble de tambores
Narración: Los zombis existen en las mentes de la sociedad occidental como parte de una cultura amenazadora, sexual y misteriosa asociada con Haití.
Daphne Lamothe, literata erudita: Cuando se trata de Haití y Jamaica, el espacio caribeño, ella es una forastera.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Es donde Zora entra en la antropología tradicional, donde estudia al otro. Ella no es miembro de esa sociedad. Ella no hace parte, así que tiene que dilucidar cómo entrar.
Daphne Lamothe, literata erudita: Creo que Hurston entendía que, en el fondo, si la gente en Haití pensaba y hablaba sobre los zombis como una especie de folclore, o un fenómeno que de hecho existía que, en el fondo, esta fascinación con el zombi se trata realmente del libre albedrío.
Charles King, politólogo: Ella está diciendo que si necesitas una categoría para alguien que está vivo y muerto al mismo tiempo, eso revela algo muy profundo sobre tu sociedad. Y para Hurston misma, habiendo crecido en la Florida de Jim Crow, ella sabía qué significaba esa categoría. Que alguien esté completamente vivo, pero socialmente muerto, socialmente invisible para las personas que lo rodean.
Narración: Meses de trabajo de campo en el Caribe habían distraído a Hurston de una intensa relación romántica con un hombre más joven. Pero ya no podía ignorar la narrativa que había brotado adentro de ella. Hurston mezcló memoria, historia, experiencias personales, ficción e investigación en una historia contada a través de los ojos de una niña afroamericana del Sur convertida en mujer llamada Janie Crawford, que vive parte de su vida en Eatonville.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Es lo que ahora llamamos autoetnografía porque tiene sus raíces en algo de lo que ella ha vivido, pero también en su investigación sobre su propia comunidad.
Narración: En septiembre de 1937, su libro Sus ojos miraban a Dios estaba en camino a convertirse en un éxito de la crítica. Es un "libro encantador", reveló una reseña en The New York Herald Tribune, elogiando a Hurston como "un autor que escribe con su cabeza y su corazón".
Irma Mcclaurin, antropóloga: Ese libro es una gran ilustración de Zora mezclando su habilidad literaria y su talento como escritora y también su habilidad y su talento como antropóloga y etnógrafa.
Eve Dunbar, literata erudita: Janie es la narradora. Tiene esta experiencia de vida completa. Es una sobreviviente en una variedad de formas y va a casa a contarle a su amiga.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Zora está haciendo un análisis de género. Nos está contando sobre las condiciones de la mujer negra y lo que tienen que enfrentar, contra las normas sociales, contra la sociedad patriarcal.
Zora Neale Hurston, dramatización, de Sus ojos miraban a Dios: "Una mujer sola es algo que da pena, le decían una y otra vez. Además, le gustaba estar sola para variar. Aquella sensación de libertad era maravillosa. Aquellos hombres no representaban cosa alguna que ella deseara conocer".
Daphne Lamothe, literata erudita: Hay escenas en donde algunas de las mismas historias que ella recopiló haciendo trabajo de campo en Eatonville están incorporadas en la trama.
Irma Mcclaurin, antropóloga: También está representando las formas en que la gente interactúa. Eso es lo que hacen los antropólogos, observan las interacciones sociales y las documentan. Así que la novela está llena de cómo la gente chismosea y cómo juzga las cosas. El idioma es abundante.
Zora Neale Hurston, dramatización, de Sus ojos miraban a Dios: "El sol ya se había puesto, pero sus huellas permanecían en el cielo. Era la hora en que todos se sentaban en los porches, junto a la carretera. Era la hora de escuchar y hacer comentarios. Los allí sentados, faltos de lengua, de ojos y de oídos durante todo el día. Mulas y otras bestias habían ocupado sus pieles. Pero ahora, ausentes el sol y el capataz, sus pieles se sentían fuertes y humanas. Se convertían en señores de los sonidos y de las cosas pequeñas. Opinaban por sus bocas. Estaban sentados enjuiciando".
Lee D. Baker, antropólogo: La llamamos en la antropología: descripción densa, que se ve a lo largo de Sus ojos miraban a Dios.
Zora Neale Hurston, dramatización, de Sus ojos miraban a Dios: "Los jooks se pasaban ahora toda la noche sonando. Pianos que vivían tres vidas en una. Blues creados y envejecidos en el momento. Bailes, peleas, canciones, llantos, risas, amores hallados y perdidos a cada hora. Todo el día trabajando por el dinero, toda la noche luchando por el amor. La tierra negra y rica pegándose a los cuerpos y mordiendo la piel como miles de hormigas".
Lee D. Baker, antropólogo: Mules and Men era ciencia influenciada por la ficción y Sus ojos miraban a Dios era ficción influenciada por la ciencia porque hay muy poca distinción entre el significado de lo que sucede en el porche de Joe Starks y el porche de Joe Clark. Son la misma cosa.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Sus ojos miraban a Dios es para mí, el más personal de sus libros. Creo que realmente lo expone todo ahí. Siento que ella sabe que va a ser un libro importante.
Narración: A pesar de la robusta campaña publicitaria del editor y de las favorables críticas en publicaciones nacionales, Sus ojos miraban a Dios no se vendió bien. Lo que seguramente no fomentó el apoyo afroamericano, fueron las críticas negativas de los contemporáneos negros de Hurston. El escritor Richard Wright atacó el libro de Hurston afirmando que "no tiene tema ni mensaje ni pensamiento" y continúa con lo que describe como la técnica del juglar que hace reír a los blancos". Y la crítica de un párrafo de Alain Locke sugiere que estaba usando antiguas tradiciones literarias.
Hurston estaba lívida y escribió que Locke sabía menos sobre las vidas negras que cualquiera en América. Le enviaré las uñas de mis pies para debatir con él, me iré en persona a debatir con él sobre lo que él sabe de este tema en la literatura. Su mordaz respuesta jamás fue publicada.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: La recepción de su trabajo por parte de la crítica, por parte de la intelectualidad negra, es extremadamente decepcionante y huele a sexismo. Cuando la novela se descarta por ser un romance o una historia de amor, o aún peor, una especie de novela en dialecto, lo que creo que se pierde es la visión increíblemente compleja del poder y la opresión y el racismo, presentes en la novela.
Daphne Lamothe, literata erudita: Los años treinta fueron interpretados como una época de protesta donde la ficción fue mucho más explícita en abordar preguntas sobre el conflicto interracial, el racismo y su impacto en la población negra. Cuando Sus ojos miraban a Dios se publicó en 1937, el Renacimiento de Harlem había alcanzado su auge y estaba en decadencia.
Gente hablando en el fondo
Narración: Para Tell My Horse: Voodoo and Life in Haiti and Jamaica, publicada al año siguiente, Hurston se basó en los materiales que había recopilado durante sus dos viajes con las becas del Guggenheim. Llenó este segundo libro etnográfico con fotografías, listas, música y ensayos explorando la religión, la historia, la política y la cultura de la población negra en ambos países.
Daphne Lamothe, literata erudita: Las secciones más cautivadoras son las partes donde escribe sobre el vudú haitiano: sus rituales, sus culturas y su significado en las vidas de las personas que lo practican. El comentario político que ella provee, el comentario social es mucho más problemático. Su americanidad realmente se manifiesta en la forma en que escribe esa obra. Hay tantas secciones de este que no se centran en la perspectiva haitiana sobre su propia cultura, en la misma forma que lo hacen las etnografías basadas en el Sur estadounidense.
Lee D. Baker, antropólogo: Simplemente no creo que el público lector en EE. UU. estuviera interesado en la evaluación crítica de la historia del Caribe y de la historia de la dictadura y el colonialismo. Aunque sí estaban interesados en los zombis.
Narrador: Aunque su editor promocionó los aspectos más sensacionalistas de su investigación, Tell My Horse de Hurston, no fue un éxito comercial. La mayoría de las críticas fueron mixtas o negativas. Una crítica muy positiva debió alentar a Hurston: "Los jueces que eligen a los ganadores de las becas del Guggenheim se honraron a sí mismos y al propósito de la fundación que sirven cuando subsidiaron la visita a Haití de Zora Hurston. Espero que el público estadounidense aliente sus futuras aventuras. No la deben dejar descansar".
De vuelta en Florida, Hurston continuó escribiendo para ella y para otros, incluyendo una posición con el proyecto de escritores de Florida con la Administración de Progreso de Obras. En 1939, publicó otra novela y aceptó un puesto como profesora de teatro en North Carolina College for Negroes.
Al año siguiente, su amiga, la antropóloga Jane Belo, le pidió que condujera una investigación sobre trances religiosos en Beaufort, Carolina del Sur. Hurston dejó de enseñar con entusiasmo a mitad de semestre para volver al campo. Ante la insistencia de Hurston, un equipo de camarógrafos documentó los servicios.
Gente exclamando y murmurando
Canción rítmica
Lee D. Baker, antropólogo: Su imagen tocando el tambor, sientes que ha cerrado un ciclo. La puedes ver como una observadora participante vívida. Puedes ver que está en casa en esta iglesia.
Cantando
Irma Mcclaurin, antropóloga: La investigación que Zora Neale Hurston hizo en Beaufort, Carolina del Sur representa la culminación de su trabajo como una auténtica antropóloga.
Narración: "Hemos filmado, filmado y filmado", reportó un miembro del equipo de grabación. "Si los dioses de la investigación antropológica están con nosotros, tenemos unas fotos y unas películas geniales. Sin Zora, la mayoría de esto hubiese sido imposible".
Zora Neale Hurston, dramatización: ¿Cuál será el final? Eso no me corresponde a mí saberlo. La vida plantea interrogantes y ese espíritu con dos cabezas que domina el principio y el final de las cosas llamado Muerte, tiene todas las respuestas.
Narración: Al comienzo, Hurston se opuso a los deseos de su editor de escribir una autobiografía.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Creo que dijo: "Es difícil hablar de lo que vive en el alma". No creo que quisiera hacer eso, de que estuviera lista para hacerlo, pero necesita escribir algo porque así es como se gana la vida.
Narración: En 1942, Dust Tracks on a Road fue publicada con bombos y platillos. Hurston promocionó la obra que ayudó a establecerla como una figura literaria importante.
Irma Mcclaurin, antropóloga: La autobiografía de Zora es compleja. Hay quienes sostienen que no fue auténtica, que no contó todo porque la noción de la autobiografía es que traza la vida desde el principio hasta el final. Hay mucho de lo que pasa tras bambalinas a lo que no tenemos realmente acceso.
Zora Neale Hurston, dramatización: Se supone que debo tener algunos asuntos privados. No importa lo que sé ahora, no tengo intención alguna de poner tanto en los oídos del público.
Lee D. Baker, antropólogo: La autobiografía de Zora Neale Hurston es en sí misma "la resistencia del colchón de plumas", tiene puesta una máscara, es un montón de mentiras. Del otro lado, es la verdad como ella la vio. Son sus memorias. Puedes ver su espíritu, la impresión de su vida.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: Lo que encuentro realmente fascinante de ese libro son sus admisiones, son muy sigilosas, que algo del folclore que recopiló, de hecho, lo hizo cuando tenía siete años, ocho años, cuando era niña creciendo en Eatonville rodeada de la cultura que más tarde recopiló.
Lee D. Baker, antropólogo: Dust Tracks on a Road está altamente editada. Tenía unas líneas mordaces sobre Estados Unidos y el papel de la libertad en el extranjero frente a la libertad aquí. Pero los editores las quitaron y supongo que Zora esperaba con ansias ese cheque por las regalías y no quiso discutir.
Narración: El libro, con sus significativas ventas, validó la importancia de su estudio antropológico pero el éxito no se tradujo en financiación para su continuo trabajo de campo. Aunque nunca paró de escribir artículos, reseñas y artículos de opinión, se las arreglaría trabajando en una variedad de empleos, a veces como profesora, bibliotecaria y periodista.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Todavía tiene mucho que quiere hacer. Creo que Hurston fue muy valiente al exponer sus ideas, pero también estaba envejeciendo.
Titular de un periódico: Chicos, de 10, acusan a Zora. Novelista arrestada por cargos de moral.
Irma Mcclaurin, antropóloga: También es la época cuando se le acusa falsamente de tener relaciones indebidas con un menor. La gente abandonó a Zora Neale Hurston. Esa acusación la descartan. Resulta que la mujer quería vengarse de Zora. Pero la gente que la abandonó nunca vuelve realmente a su vida.
Narración: Cuando se descubrió en 1950 que estaba trabajando como empleada doméstica, Hurston hizo como si el trabajo fuera parte de su investigación.
Daphne Lamothe, literata erudita: Le cuesta mucho trabajo encontrar gente que esté interesada en publicar su trabajo.
Eve Dunbar, literata erudita: Es una mujer negra envejecida, sin hijos o marido. El negro ya no está de moda. Entonces le toca ver lo que les sucede a las mujeres negras que casi siempre viven en la precariedad en esta sociedad.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Para los últimos diez años de su vida, tiene todas las dolencias de las mujeres negras de su edad: presión arterial alta, ha ganado peso. Todavía está tratando de conseguir suficiente dinero para continuar su trabajo y se le está deslizando por entre los dedos.
Narración: La tendencia de Hurston a decir lo que piensa la enredó en los emergentes debates nacionales sobre derechos civiles. Su opinión sobre la sentencia de la Corte Suprema en 1954 que acabó con la discriminación racial legalizada en las escuelas, la enfrentó a muchos estadounidenses.
Zora Neale Hurston, dramatización: ¿Qué satisfacción puede darme un mandato judicial para que alguien se asocie conmigo que no quiere que yo esté cerca de él?"
Eve Dunbar, literata erudita: La gente cita su carta al editor, donde ella habla mal de Brown contra el Departamento de Educación como retrógrado, como antinegro. Pero ella entendió que, solo teniendo proximidad, las personas blancas no hacían a las personas negras más inteligentes, mejores, más valiosas. Necesitábamos igualdad y equidad y apoyo financiero.
Zora Neale Hurston, dramatización: Es una contradicción en los términos el gritar: orgullo racial e igualdad y al mismo tiempo despreciar a los profesores negros y a relacionarse entre ellos mismos.
Eve Dunbar, literata erudita: Estaba articulando algo en donde su inversión en una versión particular de las vidas negras no se valoraba.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Termina de regreso a la comunidad negra.
Carla Kaplan, literata erudita: La comunidad de Fort Pierce en donde vivía la quería y adoraba. Pero su lucha como mujer y su lucha como persona negra en una sociedad racista fueron profundas.
Narración: Zora Neale Hurston murió de una enfermedad cardíaca después de un ataque cerebral el 28 de enero de 1960, al poco tiempo de cumplir 69 años, en un hogar de ancianos segregado en Fort Pierce, Florida. Estaba trabajando en por lo menos una novela. A su funeral asistieron más de 100 personas, la vasta mayoría, afroamericanos. Uno de los ministros comentó: "El periódico de Miami dijo que murió pobre. Ella murió rica. Ella hizo algo". Zora Neale Hurston fue enterrada en una tumba sin nombre.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Según cuenta la historia, cuando mueres en una casa de pobres, queman tus cosas. Y un oficial de policía negro aparece y recuerda que esta mujer era alguien. Y literalmente saca materiales, sus pertenencias del fuego y las guarda.
Charles King, politólogo: Ella se había arrojado al mundo para tratar de rescatar, redimir las cosas que los de afuera consideraban sin importancia en las sociedades marginales y de alguna forma era pertinente que, el último acto de sus escritos, su legado, fuera en sí mismo, un acto de rescate.
Narración: Zora Neale Hurston cayó en la oscuridad hasta los años setenta. Después de que la escritora Alice Walker leyera Sus ojos miraban a Dios, emprendió un viaje a la vida de Hurston: su obra y muerte que, catalizaron otro rescate de Hurston, este liderado por literatas eruditas: mujeres negras.
Irma Mcclaurin, antropóloga: Creo que la antropología no la ha reconocido lo suficiente. No solo por su estilo de escritura, sino por localizarse en el mundo etnográfico. Cómo impacta, cómo la impacta, cómo la ve la gente, así como lo que está recopilando. Y eso es único.
Eve Dunbar, literata erudita: Ese es su ejemplo desde muy temprano y para lo que la disciplina no estaba lista en ese momento. Creo que les da a muchas minorías acceso y legitimidad al trabajo que ellos valoran más, que es trabajar en sus propias comunidades.
Lee D. Baker, antropólogo: Uno de los pocos antropólogos que estaban trabajando en los años veinte que mantiene la integridad y la ética de la antropología contemporánea es Zora Neale Hurston.
María Eugenia Cotera, académica del pensamiento moderno: A la gente le interesa decir que era una antropóloga negra, pero otra parte de mí quiere desinvitar a la antropología de su recuperación porque hubo tantos momentos cuando la gente trabajó a sus espaldas para no apoyarla y eso es muy doloroso.
Carla Kaplan, literata erudita: Ella es alguien que triunfó contra todas las probabilidades y cuya vida estuvo arruinada por la falta de recursos, que habría podido hacer cinco veces más si hubiera tenido los medios económicos que se merecía.
Charles King, politólogo: Hoy en día la reconocemos por ser, no solo fundamental al canon de la literatura estadounidense sino como una figura cuya obra como escritora de prosa, como científica social está más cerca a las que hoy consideramos las ciencias sociales buenas, autoconscientes, y autocríticas.
Lee D. Baker, antropólogo: A veces cuando estás adelantado para tu época, también eres un caso atípico. Estás marginado y visto a veces como un poco loco, pero en muchos aspectos, las personas que se adelantan a su tiempo son genios y, de hecho, ella fue un genio.
Tiffany Ruby Patterson, historiadora: Hurston nos dejó novelas hermosas. Nos dejó la visión sobre la legitimidad de la población negra como población, como cultura. Luchó por nosotros en su escritura. Luchó por las mujeres negras en su escritura y en su antropología. Creyó en nuestro valor y lo dijo, una y otra vez. Ella saltó al sol.
Zora Neale Hurston, dramatización: La realidad del negro es cien veces más imaginativa y entretenida que cualquiera cosa tramada en una máquina de escribir. Dale duro o vete a casa.